Hubo varios disparos en el interior de la casa. Un tiroteo impensado en medio de la madrugada. Corridas y gritos desesperados. Al menos cuatro delincuentes habían entrado a robar por la ventana del frente y el dueño reaccionó a los tiros con las dos armas que sacó de la mesita de luz. El saldo fue trágico: el hombre terminó muerto con varias heridas de bala y dos puñaladas, y su esposa -que salió en su defensa- se encuentra en grave estado con siete heridas de arma blanca en distintas partes del cuerpo.
El caso ocurrió a las 4.20 de la madrugada del viernes 9 de junio en la ciudad de San Antonio de Padua, en el partido de Merlo, y despertó una enorme conmoción por la violencia inusitada y el lamentable desenlace.
La víctima fatal fue identificada como Gabriel Esteban Izzo. Tenía 60 años. Era el dueño de un aserradero de la zona oeste del conurbano. Estaba casado con Silvana Andrea Petinari (56), una de las principales accionistas de la firma Acoplados Petinari, una empresa líder en la producción de acoplados, volcadoras y semirremolques que tiene sede en Merlo.
La pareja vivía en un imponente chalet de la calle Italia, entre Ayacucho y Quintana. Estaban descansando junto a la madre de la mujer, Elsa Genoveva Otruba de Petinari, de 83 años, cuando Izzo escuchó ruidos extraños y se levantó para saber lo que estaba ocurriendo.
Según fuentes policiales, el empresario guardaba siempre junto a su cama dos armas de fuego: una pistola Bersa calibre 40 mm y un revólver 38. Temía sufrir un robo.
En medio de la oscuridad se dirigió hacia el comedor empuñando las dos armas y comenzó a disparar cuando descubrió que había dos intrusos en el interior de su casa. Lo hizo primero con la Bersa, pero aparentemente se le trabó y luego accionó el revólver. En el medio se trenzó en lucha con los delincuentes.
Los delincuentes estaban armados y también dispararon, reconocieron las fuentes. De acuerdo a los voceros, se cree que hubo al menos cuatro detonaciones y un forcejeo en el que el hombre recibió, además, dos puñaladas.
Los autores consiguieron escapar sin robar nada. ¿Fueron heridos? En principio, todo indicaría que no, aunque por el revuelo que encontraron en el interior de la casa y la cantidad de manchas de sangre en distintos ambientes nadie por estas horas se anima a descartarlo. En la escena hallaron dos vainas servidas y un proyectil.
Las fuentes reconocieron que hasta el momento no recibieron reportes del ingreso de alguna persona con una herida de arma de fuego en los hospitales cercanos o salitas de primeros auxilios.
Afuera de la casa, y según pudieron reconstruir los investigadores, los delincuentes contaban con un Volkswagen Gol de apoyo que los ayudó a salir de la zona en pocos minutos. En total, se cree que actuaron cinco: cuatro que ingresaron a robar y uno que esperó en el interior del coche.
Los pesquisas llegaron a esa conclusión en base al análisis de las cámaras de seguridad, con las que además intentan establecer el recorrido que hicieron antes y después de entrar a robar en la casa de la pareja. Se cree que fugaron en dirección a la localidad de Ituzaingó.
Respecto a la esposa del empresario, se informó que la mujer recibió siete heridas de arma blanca y fue asistida en el lugar y trasladada en ambulancia al hospital Eva Perón de Merlo. Los voceros dijeron que perdió el ojo derecho a raíz de una herida contuso cortante.
Elsa Otruba de Petinari, en cambio, permaneció encerrada en su habitación durante todo el robo y resultó ilesa, según reconocieron las mismas fuentes.
Los investigadores descartan que el asalto haya sido al voleo, sino que creen que la banda tenía información acerca de la existencia de dinero en el domicilio.
El crimen de Izzo despertó una fuerte conmoción en el barrio. “Soy vecino de toda la vida de don Pedro (Petinari) y su hija. Cuando me enteré de lo que estaba pasando me puse a llorar. Es una familia que no se mete con nadie”, contó uno de los vecinos.
“No sabía nada que el hombre manejaba armas. Ya no podemos vivir así, con tanta inseguridad en el barrio. Fue tremendo lo que pasó. No podemos salir de noche porque te roban”, acotó otro, en diálogo con el canal C5N.
Viajes y bicis. Gabriel tenía su perfil de Instagram abierto con varias publicaciones que revelan su pasión por las motos, las bicicletas, los autos y los viajes. En cada destino que visitaba con su esposa salían a pedalear juntos.
También realizaban distintas travesías en moto. Hace dos meses, por ejemplo, estuvieron de vacaciones por Marruecos y recorrieron varios kilómetros a bordo de una BMW. Allí, además, conocieron el desierto de Sahara, a bordo de un arenero. Fue su último viaje. Antes habían estado en Madrid, Miami y Punta del Este, entre otras ciudades del mundo.
El jubilado que mató a un ladrón
“Si yo no me defendía no estaba hablando en este momento, no lo hubiese podido contar.” El que habla es el jubilado Jorge Ríos (71) quien asesinó a uno de los delincuentes que ingresó a robar a su casa en la localidad bonaerense de Quilmes y quien este jueves fue sobreseído a días de ser enjuiciado.
Ríos dijo ayer a TN que no está arrepentido de su accionar porque si no se defendía lo hubiesen asesinado a él y remarcó que ahora puede “hablar con más tranquilidad” porque se encontraba “viviendo con la espada de Damocles en la cabeza”.
El hombre fue sobreseído por el juez Rubén Darío Hernández, del Tribunal Oral en lo Criminal 3 quilmeño que debía llevar adelante el debate con jurados populares a partir del 12 de junio para determinar si había actuado en legítima defensa o no.
“Recién estoy saliendo de mi asombro, como fue tan duro conmigo la justicia... pero yo tengo a los tres mosqueteros (por sus abogados) que me defendieron a muerte y buscaron todos los vericuetos en los cuales está gente estaba flaqueando y lo aprovecharon”, destacó Ríos, quien añadió que el pedido de la defensa “parece que le tocó el alma al fiscal”.
Ríos afirmó que después de la decisión de la Justicia ahora puede “hablar con más tranquilidad” y contó que “después del incidente, fue bravo”, ya que recibió “amenazas”. El hecho ocurrió en julio de 2020.