Según los investigadores, el triple crimen de Salta que se perpetró el miércoles antes del mediodía, tiene un entregador. Las pistas apuntan a que la noche anterior los salteños Tomás Horacio lópez, Juan Carlos Callejas y el boliviano Andrés Plata estuvieron planificando el viaje hasta Campo Largo, en la localidad de Acambuco junto con un grupo de amigos.
Para los expertos, uno de aquellas personas presentes, que se hacía pasar por amigo de las víctimas, en realidad estaba recolectando información para que los sicarios supieran la hoja de ruta que iban a realizar y así poder interceptarlos.
Fuentes de la policía no descartan que entre los asesinos, que se presumen como narcotraficantes bolivianos, esté Mario Mansilla, quien se fugó el 21 de marzo de la Unidad Carcelaria 5 de Tartagal, y era considerado de extrema peligrosidad, según publicó el Tribuno de Salta.
El ajuste de cuentas es casi una certeza en la investigación, ya que creen que los acribillados habrían incumplido un trato con narcotraficantes bolivianos. “En este negocio eso se paga con sangre. Que todos hayan sido rematados a sangre fría con tiros en la cabeza es un claro mensaje de que con ellos no se jode”, dijo una alta fuente policial al diario salteño.
La pista boliviana sobre el origen de los sicarios parece convencer al juez Andrés Mariscal Astigueta, ya que la policía descubrió tres detalles en la escena del crimen que apunta a esa dirección:las vainas de las municiones calibre 7,62 mm y 9 mm son de origen boliviano, una botella de agua mineral encontrada donde se hicieron los disparos es de una marca del vecino país y los baquianos reconstruyeron el escape de los asesinos siguiendo las huellas por una senda que conduce a Bolivia.Es por eso, que el juez Asigueta pidió la colaboración de las fuerzas armadas del país vecino para facilitar la investigación.
Mientras tanto, el magistrado espera el resultado de las pericias que arrojen los celulares que quedaron en el auto, pero sobre todo el contenido de un chip que guardaba uno de los difuntos.