A más de una semana de la misteriosa desaparición de los empresarios Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, y si bien en el terreno de las suposiciones todo (o casi todo) es posible, en las últimas horas apareció una pista nueva, que relaciona los crímenes con una guerra entre narcos colombianos y mexicanos. Hay otras, como la presunta relación que mantenía una de las víctimas con el narco que sobrevivió al tiroteo en el shopping Unicenter de Martínez, un ataque vinculado a la adulteración y comercialización de medicamentos prohibidos, el móvil que aprueba el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández.
La hipótesis de los narcos mexicanos surgió a partir del análisis de los negocios que hacía Sebastián Forza. El laboratorio que éste tenía en sociedad con su mujer, Solange Bellone, producía y distribuía los precursores químicos que los narcos necesitan para la elaboración de drogas sintéticas. Lo que se sospecha es que habría vendido una partida de efedrina (uno de los principales componentes) diluida o en mal estado, o que pactó una entrega, cobró por anticipado pero no cumplió.
En códigos narcos una actitud así se considera traición, y la traición se paga con sangre. Otra posibilidad es que los haya delatado, o que intentara abrirse del negocio cuando la policía descubrió el laboratorio que existía en una quinta de Ingeniero Maschwitz. En este caso lo que no cierra es el secuestro previo a la ejecución. ¿Por qué razón decidieron tenerlos cautivos durante cuatro días? ¿Qué estaban negociando? Si el objetivo era matarlo, ¿por qué se arriesgaron con el secuestro? ¿Y por qué asesinaron a Bina y a Ferrón?
De acuerdo con los datos obtenidos, Bina y Ferrón habrían participado de una reunión de “negocios” con otras personas en el patio de comidas del ex complejo Auchán de Avellaneda, pero hasta el momento nadie sabe quiénes son. S i están limpias lo lógico habría sido que se hubiesen presentado a declarar para no quedar pegadas. No lo hicieron.
Una posibilidad que nadie confirma pero tampoco descarta es que dos de los prófugos del operativo realizado en la quinta de Ingeniero Maschwitz se hayan sentado en la misma mesa que Forza, Ferrón y Bina. Esos dos cabos sueltos de la organización están identificados en la causa. Se trata de un ciudadano mexicano y otro italiano que no se encontraban en el lugar cuando la policía demoró a nueve miembros de la organización, ocho de ellos de origen mexicano.
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