Desde los diferentes sectores de la oposición ya están convocando a la “marcha del silencio” para el miércoles 18 de febrero. Y ahora están negociando la posibilidad de hacer una puesta en escena al estilo de la que hicieron decenas de mandatarios en París después del atentado a la revista Charlie Hebdo: todos juntos, en primera fila, y probablemente con una bandera con un pedido de justicia ante la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Esta nueva convocatoria, que ya se está viralizando por las redes sociales como Facebook y Twitter, a diferencia de las marchas anteriores se gestó mucho más desde despachos políticos que en el mundo virtual.
En las redes ya existían discusiones respecto de cuándo hacer una marcha en reclamo de justicia, y de hecho se barajaba la posibilidad de organizarla el 19 de febrero, para evitar que coincidiera con el tratamiento del proyecto de ley de reforma de la exSIDE en el Congreso. Pero fue finalmente la política la que impulsó la convocatoria, que terminó coordinándose con la que impulsan los fiscales. En un principio se difundieron con sentidos contrarios, hasta que se pusieron de acuerdo en juntarse en el Congreso y marchar hacia Plaza de Mayo, donde está la Unidad Fiscal AMIA que conducía Nisman.
Desde el PRO, la UCR, el Peronismo Federal y la Coalición Cívica ya hicieron público su acompañamiento a la marcha. De hecho, desde el despacho de Patricia Bullrich se dio el puntapié inicial. Ricardo Benedetti, asesor de la diputada que viene hace años trabajando como nexo con los grupos de los caceroleros, sirvió como puente para coordinar la dinámica y comenzar con la difusión con los principales grupos que promovieron los cacerolazos de 2012 y 2013 desde las redes sociales.
Los grupos como El Anti K y El Cipayo, que son los que tienen más seguidores en Facebook, no tardaron en aceptar la idea y empezar a difundirla. A diferencia de la convocatoria de los fiscales, que está reducida al territorio porteño, en internet se fogonea que la marcha se replique en las principales plazas del país.
El #18F ya está en marcha. Fogoneado por los caceroleros desde las redes sociales pero esta vez con una fuerte presencia política y mediática en la organización. A un mes de su muerte, el reclamo principal será el de justicia por Nisman, pero también tendrá el objetivo de evitar que el oficialismo corra el eje del debate.