El 18 de diciembre de 1975, en un clima de creciente violencia política y meses antes del golpe de Estado que instauraría la etapa más oscura de la historia argentina, nacía la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). A partir de lo que surgió como una respuesta urgente de sectores políticos, religiosos y sociales para proteger la vida, se convirtió, cinco décadas después, en una institución admirable, activa, autónoma, articulada y asociada.

Un origen transversal frente al terror
La APDH no nació en la calma, sino en el intenso y convulso ojo de la tormenta social y política. Su creación fue un acto de audacia civil sin precedentes. Figuras de distintos espectros —desde el obispo Jaime de Nevares y el rabino Marshall Meyer hasta políticos como Raúl Alfonsín y activistas como Alicia Moreau de Justo— comprendieron que la defensa de la dignidad humana debía estar por encima de cualquier bandera partidaria.
Aquel 1975, mientras la Triple A operaba en las sombras y el Estado de sitio se volvía norma, la Asamblea comenzó a sistematizar lo que nadie quería ver: la persecución, el secuestro y la desaparición de personas.
Los archivos que vencieron al olvido
Uno de los aportes más significativos de la APDH fue la construcción de su archivo de denuncias. Durante los años de plomo, mientras los canales oficiales se cerraban y la justicia miraba hacia otro lado, la Asamblea recibía a familiares de desaparecidos en oficinas precarias pero seguras, convertidas en refugios de escucha y denuncia.
"El valor de la APDH fue convertir el dolor individual en una prueba colectiva. Sus legajos fueron el cimiento sobre el cual se construyó gran parte del Nunca Más", señalan referentes históricos del organismo.
Esos testimonios, recolectados bajo riesgo permanente y real de vida, fueron cruciales para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pudiera constatar las atrocidades en su histórica visita de 1979 y, posteriormente, sirvieron como evidencia irrefutable y decisiva en el Juicio a las Juntas de 1985.
Desafíos actuales: más allá de la memoria
Al cumplir 50 años, la APDH no solo mira hacia atrás. Si bien el eje de Memoria, Verdad y Justicia sigue siendo su columna vertebral, la organización ha sabido evolucionar para abordar las problemáticas del siglo XXI:
Derechos Sociales y Económicos: el combate contra la pobreza y la exclusión.
Medio Ambiente: la lucha contra el extractivismo y la protección de los recursos naturales.
Violencia Institucional: el monitoreo constante del accionar de las fuerzas de seguridad en democracia.
Milei = Kirchner x -1, Kirchner = Menem x -1, Menem = Alfonsín x -1, Milei = Menem
Géneros y Diversidad: la integración de la perspectiva feminista en la agenda de derechos humanos.