POLITICA
CASA ROSADA

Acuerdos con mandatarios de la oposición para reforzar el Gobierno

El jefe de Gabinete se reunirá esta semana con Macri y Bonfatti para avanzar con obras conjuntas y negociar el pago de deuda de las provincias. El oficialismo busca oxigenar la relación con los gobernadores.

Poder delegado. CFK, con agenda light. El Jefe de Gabinete visitó ayer sábado museos nacionales para “revisarlos” como hizo con el fútbol.
| Cedoc

“Quedó demostrado que gobernamos mejor durante la crisis que cuando no tenemos problemas”, sorprende un funcionario del gobierno nacional que conoce los secretos de los engranajes del kirchnerismo. Alude al profundo golpe de timón que encaró Cristina Kirchner en su Gobierno después de haber perdido las elecciones en octubre y mientras se recuperaba en la intimidad de Olivos. El giro se reforzará esta semana a través de acuerdos con mandatarios opositores.

Este viraje busca mostrar a un gobierno que, ahora más que nunca, se focalizará en potenciar la imagen de una gestión activa y menos ideológica, en comunicar que resuelve los problemas que reclaman múltiples sectores de la sociedad, sobre todo los de la “clase media”. No significa que el objetivo se logre o resulte legítimo para la filosofía oficialista, pero eso es lo que se decidió “vender” para tratar de seducir a parte del electorado perdido en las urnas.

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Cristina encontró la síntesis de esa búsqueda de refundación del kirchnerismo en Jorge Capitanich, el flamante jefe de Gabinete, aliado del gobierno cuando era gobernador de Chaco y que en las últimas dos semanas se encargó de transmitir que el modelo “post derrota electoral” no es el mismo que antes.

Más allá de los cambios en el gabinete que ya se anunciaron y los movimientos que podrían venir –formalmente Abal Medina aún no fue propuesto como embajador en Chile– el próximos miércoles, por ejemplo, Capitanich recibirá en su despacho a Mauricio Macri a las 8 de la mañana. El gesto no es menor porque el jefe de Gobierno local es el histórico enemigo ideológico del kichnerismo. Y la idea es que de la reunión nazca una “agenda acordada” en temas vinculado a la gestión y a las obras públicas. “No es una reunión más, hay trabajo concreto para hacer”, publicitan desde el segundo piso de la Casa Rosada.

En la Jefatura de Gabinete aseguran que no sólo van a recibir la lista de pedidos que preparan los técnicos del macrismo, sino que podrían haber anuncios esta misma semana.  El macrismo cuenta con una ventaja: el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, conoce desde hace 15 años a Capitanich de cuando ambos fueron subsecretarios de Ramón “Palito” Ortega, en la cartera de Desarrollo Social en la última etapa del menemismo. Hay un vínculo y contacto, pero por ahora, nada que haya trascendido públicamente.

El macrismo reclamará una agenda basada en gestión, pero atada a la cooperación de la Nación. La articulación de políticas de seguridad como el traspaso de mayores responsabilidades a la Policía Metropolitana, la expansión de la red de metrobuses a la Provincia, que la Ciudad se haga cargo de la continuación de la Línea E de Subtes. Y el pedido más ambicioso: ayuda financiera para el desarrollo de la autopista Ribereña, un proyecto que tiene más de tres décadas en carpeta pero que nunca se hizo. Se trata de una autopista que recorre la ciudad de punta a punta sobre la traza del río y une el norte con el sur del conurbano.

La construcción de la extensión de la Autopista Illia es otro de los puntos a resolver. Hace años que la obra está parada porque el Gobierno Nacional siempre argumentó que la obra afectaba la seguridad de Aeroparque pero finalmente Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte, comunicó esta semana que la obra se hará a pedido de Cristina. Esta agenda compartida con la Ciudad muestra esencialmente un kirchnerismo más abierto a negociar con la oposición y saldar viejos reparos ideológicos.

Posiblemente Capitanich sea quien se atribuya el rédito político de anuncios conjuntos. Randazzo aprieta los dientes porque las obras del entubamiento del ferrocarril Sarmiento es otro de los temas en carpeta con el que el  Gobierno no logró avanzar. Funcionarios nacionales creen que se podría negociar con Macri la construcción de túneles bajo nivel de forma conjunta. Sobre todo porque no hay fondos para financiar la obra del soterramiento, algo que llevó por estos días a Julio De Vido, ministro de Planificación, a avanzar con negociaciones con China y Rusia en busca de financiación.

Capitanich también recibirá esta semana al gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti. Uno de los temas centrales, más allá de la discusión sobre cómo utilzar las fuerzas de seguridad contra el narcotráfico será la deuda que tomaron 16 provincias con el gobierno nacional, un tema que preocupa a muchos gobernadores. Debe ser renegociada antes de fin de año y es un tema clave para que cada jurisdicción pueda oxigenar sus finanzas.

El cambio de rumbo del Gobierno también se percibe en la imagen de Cristina. Antes de las elecciones primarias (agosto), uno de sus asesores de imagen le recomendó bajar el nivel de “agresividad” en sus discursos. Ella se negó. Pero el duro revés en las urnas y mes de reposo tras la operación la convencieron de que terminar con el luto prolongado y la exaltación en el atril la ayudaría a recuperar la imagen. Y un golpe simbólico hacia un kirchnerismo menos ideologizado y con más gestión serían la llave perfecta para transitar en paz los dos años que quedan hasta diciembre de 2015.

 

Apuestan a “levantar” imagen de Macri para robarle votos a Massa

¿Cuánto durará este veranito entre Cristina y Macri? ¿Lograrán sepultar viejas tensiones políticas por el traspaso del subte, las inundaciones, la estatua de Colón o la seguridad? Para un ministro PRO, no se trata de un tema irremediable. Todo lo contrario.

Es cierto que el propio jefe de Gobierno reconoció hace poco que la Presidenta había vuelto a atenderle el teléfono después de las elecciones primarias de agosto y que varios técnicos de ambas administraciones mantienen desde hace meses mejor y mayor contacto por temas de gestión, pero la invitación a la Casa Rosada de esta semana, ¿esconde algo más? Macri siempre fue el enemigo ideológico por excelencia de Cristina. Pero ahora, en esta nueva etapa de kichnerismo light, lo invitan a trabajar de forma conjunta. Un secretario de la administración nacional, mientras se sirve gaseosa en su despacho, asegura que el Gobierno ahora necesita más que nunca que crezca la imagen de Mauricio Macri. Que su gestión se luzca.

Lo ven como una buena estrategia electoral en los próximos dos años. Más Macri es menos Massa, creen. Saben que es difícil que quien vota al kichnerismo lo haga por el macrismo. Pero si sube el conocimiento y la aceptación de Macri , además de no robarle votos al oficialismo puede “comerle” parte del electorado del massismo, que en las últimas elecciones ofició de verdugo de los candidatos K.“Claro que lo vamos a levantar a Mauricio”, confirma otro funcionario que explica que un Macri fortalecido ayudaría a la estrategia electoral del kirchnerismo si Massa realmente decide lanzarse a competir por la presidencia en 2015.

Esta semana, el jefe de Gobierno chicaneó a la Presidenta al considerar que Cristina “se está haciendo un poquito más del PRO”.