POLITICA
Hoy siguen las audiencias

Acusó a Von Wernich de "la peor tortura, la moral"

Fernando Schell, que estuvo detenido enla Brigada de Investigaciones deQuilmes, relató ayer que una semana antes de ser liberado lo sacaron del calabozo para mantener un encuentro con Von Wernich.

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| TLAM

El ex detenido Rubén Fernando Schell, quien declaró esta mañana en la reanudación de las audiencias en el juicio que se le sigue al ex capellán de la Policía Bonaerense, Christian Von Wernich, afirmó hoy que  durante su cautiverio sufrió "la peor tortura, la tortura moral" por parte del sacerdote.

El juicio oral y público que se le sigue Von Wernich se reanudó hoy, después de una semana de receso, con la declaración de Schell, quien fue secuestrado por fuerzas policiales en noviembre de 1977 cuando se dirigía a su casa y estuvo detenido  en la Brigada de Investigaciones de Quilmes, también conocido como "Pozo de Quilmes". 

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Allí, el hombre sufrió simulacros de fusilamientos, torturas y un cautiverio que se extendió por "102 días y 11 horas", según precisó ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata. 

"Me aplicaban picana en piernas y tetillas, pero lo principal eran los golpes; pero pese a las torturas, los golpes, y las picanas, la peor tortura la sufrí de parte de este señor (en alusión a Von Wernich), la tortura moral", sostuvo Schell, quien destacó que "lo recuerdo y aún me duele que un sacerdote haga estas cosas".

"Diez días antes de mi liberación, en febrero de 1978, nos piden que no tengamos nada 'despelotado' en el calabozo porque venía 'El Cuervo' y me dicen 'vení alemán, que hoy te toca a vos' y me llevan a otro lugar, me sientan en una mesa y aparece este señor (por Von Wernich) con un asistente que le cebaba mate", recordó.

Schell relató que el cura le preguntó "¿por qué estás acá?", y él le respondió "por pelotudo". Ante esto, según el testigo, Von Wernich le respondió "no me cabe ninguna duda", tras lo cual le preguntó "¿qué cagada hiciste, andabas poniendo bombas?".

"‘Yo hacía política de base, soy militante de barrio’, le dije, y él me respondió 'vos hacías las cosas mal'. ‘Yo voy a buscar juguetes, llevar remedios, hay que ayudar al prójimo, esa es mi misión’, le dije", recordó el ex detenido.

Luego, Schell relató que el sacerdote imputado le preguntó si era católico. "Yo -declaró- le dije que venía de una familia profundamente católica, un tío de papá era obispo", ante lo cual Von Wernich comenzó a preguntarle acerca de a qué iglesia concurría, quién era el cura de la misma.

"Quiso sonsacarme cosas. 'Quiénes son tus amigos', preguntaba. En un momento dado me dice '¿vos estás de novio?'... ‘Sí’, le dije, y entonces me dice 'cagaste, ahora te van a cerrar la puerta en la cara'", afirmó.

El secuestrado le respondió a Von Wernich que entre su novia y él "existía amor y me iba a estar esperando. Tal es así que todavía está conmigo y es mi compañera".

"Me dijo que si lograba salir la familia de ella y los vecinos me iban a rechazar", remarcó el testigo.

Schell también recordó que enfrentó al cura y le espetó "yo estoy seguro que voy a salir, yo no maté a nadie, me juzgarán ustedes como militares, pero a mí el que me tiene que juzgar es su jefe, aunque no sé si su jefe es Dios, el que está arriba".

"‘Soy sacerdote', me dijo él, y yo le aclaré que él era capellán, que es un cura con jinetas, y le dije que para mí no era cura, que era un hijo de puta", afirmó.

Según su relato, el ex detenido le dijo entonces a Von Wernich "¿qué me va a hacer, me va a pegar?... ¿qué le hace una mancha más al tigre?... Me dieron tantos golpes", ante lo cual el cura " se rió cínicamente y me aclaró que él no le pegaba a nadie y otra vez me dijo que me iban a cerrar las puertas en la cara, que la sociedad me iba a rechazar".

Destacó que el cura lo visitó vestido de civil y con el cuello sacerdotal y que "se movía como pancho por su casa" en ese centro de detención.

Schell también recordó que "durante las torturas me preguntaban quién era mi responsable, qué grado tenía en la organización y yo les explicaba que era militante de base de la Juventud Peronista, que nunca pertenecí a Montoneros".

Le dijo al Tribunal que "lo que más dolía era sentir cómo torturaban a otros pero, además, nos mostraban fotos de personas muertas a balazos y nos preguntaban si las conocíamos. Todo era muy loco, muy terrible".

Schell proporcionó los nombres de los represores a cargo de ese centro y de sus compañeros de cautiverio, entre los que mencionó a Alberto Lucero. "Le decíamos Tarzán -evocó-, porque andaba a los gritos y en pelotas porque de las torturas sufridas no podía aguantar el calzoncillo. Años después lo vi y me dijo que se le habían secado los testículos por la picana".

"Estaba (el represor) al que le decíamos Capacha , que era el que aplicaba máquina y otro que le decían Carátula y que nos hacía formar fila y practicaba karate pegándonos", agregó.

En otra oportunidad fue interrogado por un hombre al que le decían Coco, quien según presume el testigo sería Guillermo Suárez Mason, y al ver su ascendencia alemana, le dijo: "Vos sos rubio, qué hacés junto a tantos negros".

Asimismo, la misma persona, al ver un tatuaje de una cruz esvástica invertida que tenía Schell en su antebrazo izquierdo, ordenó a los otros policías que lo trataran bien y le dieran buena comida.

Relató que los represores "nos daban comida cuando se acordaban. Le teníamos miedo a la polenta porque nos traían polenta con purga y después había que embocar en un bidón que usábamos como inodoro".

Con emoción recordó que tras ser liberado, al llegar a su barrio y ver a varios de sus vecinos éstos lo recibieron con abrazos y palabras de afecto, al igual que su novia, Ana, actualmente su esposa y madre de sus cinco hijos.

"Me abrazaban, me besaban y yo pensaba 'mirame cura h de p, esto son los que me iban a cerrar la puerta'. Porque él fue el que más me lastimó. Para mí era una profunda satisfacción ver que no salió como él (Von Wernich) quería, sino como tenía que ser", concluyó quebrándose en un sollozo.

Tras declarar en el juicio, Schell sostuvo que Von Wernich no debería seguir perteneciendo a la Iglesia Católica. "Sigo respetando a la Iglesia, que está compuesta por hombres buenos y malos. El voto de sacerdote creo que es de por vida, no sé si lo pueden sacar, pero considero que este hombre (Von Wernich) no debería ser sacerdote", dijo ante una requisitoria periodística.

Durante la audiencia de hoy, prestó también declaración un ex delegado del Astillero Río Santiago, Alberto Derman, quien si bien no conoció a Von Wernich supo de su existencia en los centros clandestinos por el relato de otros detenidos.

"Supe que otros detenidos recibían la visita de un cura que les daba una especie de homilía muy particular porque los instaba a colaborar, les decía que eran culpables de lo que les estaba pasando", sostuvo en relación a las torturas.

Además, prestaron declaración Juan Carlos Guarino, un ingeniero electrónico al que lo interrogaban sobre interferencias en las transmisiones de televisión, y Norma Esther Leanza y Alcides Antonio Chiesa, quienes estuvieron detenidos en la Brigada de Quilmes.

Von Wernich, confesor del ex jefe de la policía provincial Ramón Camps, está acusado de los delitos de "homicidios, torturas y privaciones ilegales de la libertad", ocurridos durante la última dictadura militar.

La comisaría quinta de La Plata y el Destacamento de Arana, ubicado en las afueras de la capital provincial, funcionaron como centros clandestinos de detención en lo que se denominó el "circuito Camps", en relación al ex jefe de la Policía provincial, Ramón Camps. 

Von Wernich está detenido por esta causa desde septiembre de 2003, acusado de siete homicidios, 31 casos de torturas y 42 privaciones ilegítimas de la libertad.

Fuente: Télam