Si los panelistas del programa “6,7,8” no estuvieran tan apagados por el traspié del martes a la noche frente a Beatriz Sarlo seguramente habrían reparado en el error en el que incurrió la prensa no K en su cobertura de los problemas que estarían afectando a las Madres de Plaza de Mayo y del estilo de vida más bien rumboso de Sergio Schoklender, hombre de confianza de Hebe de Bonafini.
Esos medios hablan de una pelea entre los hermanos Sergio y Pablo Schoklender “por la plata de las Madres”. Es un error evidente: ese dinero no es de las Madres, que no producen renta, ya que son la organización de defensa de los Derechos Humanos más importante del país. Por el contrario, una fundación creada por las Madres administra y gasta dinero que les llega bajo la forma de subsidios públicos, aportados por el Gobierno.
Y como el Gobierno tampoco genera riqueza, esos fondos forman parte de los impuestos pagados por los argentinos. En el fondo, los hermanos en cuestión se estarían peleando por el manejo de ese dinero.
Es decir que, cuando asistimos a las noticias sobre la gran vida que se estaría dando Sergio Schoklender, que incluyen una “casa delirante” (como él mismo la define) con 19 habitaciones y 14 baños, viajes en jets privados y visitas al Casino de Puerto Madero, de lo que en el fondo parece tratarse es del destino de parte de nuestros impuestos.
Una lástima que valientes luchadoras contra la dictadura hayan derivado en estos “puteríos”, según la palabra usada por Bonafini. Suele pasar cuando estas organizaciones sociales se meten en la política y pasan a defender las ideas y las acciones de un grupo político particular: sus líderes pueden obtener muchos beneficios en términos de subsidios, reconocimientos y prebendas, pero pierden legitimidad en el conjunto social. Y las pérdidas pueden ser aún mayores cuando se maneja tanto dinero y se confía demasiado en la pericia y la honestidad de terceros.
Para utilizar una imagen a tono con esta historia, las Madres de Hebe de Bonafini no deberían haber apostado toda su historia a tan pocas fichas.
(*) Periodista, autor de “Operación Primicia”.