POLITICA
VENCIMIENTOS DE LA DEUDA

Alberto F paga los US$ 1.860 millones y espera autocrítica del Fondo Monetario

El martes próximo, el Gobierno deberá afrontar uno de los pagos más abultados del año y apuesta a que el Fondo diga algo respecto del préstamo que le dio a Macri en tiempo récord.

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Acuerdo que no llega. Si bien el organismo admitió recuperación en la Argentina, también pidió más avances en la negociación. | NA

El presidente Alberto Fernández pagará el martes próximo unos US$ 1.860 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) a la espera de que, al día siguiente, el staff del organismo haga su autocrítica por haberle dado un préstamo de US$ 45 mil millones al gobierno de Mauricio Macri. 

El pago está asegurado, la autocrítica… no se sabe. Argentina tiene los US$ 1.860 millones desde el mismo día en que el FMI le otorgó unos US$ 4.300 millones por la ampliación de capital dispuesta por los países desarrollados a mediados de año. 

Con ese dinero, el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya pago una cuota de US$ 1.860 millones en septiembre, y ahora deberá hacer lo propio con este segundo compromiso. 

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Para Máximo Kirchner, el organismo "no puede tener una actitud tan golosa".

Carlos Melconian comparó con ironía este procedimiento: “Es como si para tu cumpleaños viene un amigo y te regala una botella de whisky. Vos te la guardás, y cuando llega su cumpleaños, se la regalás a él”. 

Pero el pedido de “una evaluación” del crédito otorgado en junio de 2018 a Macri no parece que vaya a correr la misma suerte, al igual que tener una negociación a veinte años o rever la política de sobretasas. 

El martes pasado, el directorio del Fondo decidió postergar, sin fecha cierta, el pedido argentino para que se revea la política de sobrecargos que se les aplican a los créditos que exceden el monto asignado a cada país. 

Las “fuentes” del Fondo les dijeron a las agencias de noticias internacionales que no hubo consenso en el directorio para tratar el tema, y no pusieron fecha para volver a abordarlo. 

Tampoco se supo nada en torno de la posibilidad de que una misión del organismo internacional de crédito llegara a Buenos Aires, que sería un paso previo necesario para la firma de un acuerdo con el Fondo, que conduce Kristalina Georgieva. Aunque para el Gobierno fue una buena noticia que los técnicos del FMI que se reunieron con la misión técnica nacional reconocieran que la Argentina crecerá, como prevé el equipo económico, cerca de un 10% este año. De este modo, la Argentina recuperaría el desplome del PBI que padeció el año pasado en plena cuarentena dura, cuando el país fue el que registró la más brusca baja en todo el G20.

La política de cobrar un sobrecargo a la tasa de interés para los préstamos de “acceso excepcional”, como el que obtuvo Macri, forma parte de las directrices que sigue el Fondo para resguardar sus recursos, y está diseñada para desalentar el uso prolongado o excesivo de sus líneas de crédito, dijo la directora gerenta, Kristalina Georgieva, cada vez que respondió sobre el reclamo argentino. 

Dicho de otra manera, si no le cobraran una sobretasa a Argentina, que accedió a un préstamo por encima del monto que tenía asignado, todas las otras naciones tendrían ese mismo derecho. 

El Gobierno buscó apoyo a nivel internacional para este pedido. De hecho, a fines de octubre, en la cumbre de líderes del G20 en Roma, Fernández logró incluir en el comunicado final una mención del tema, pero sin ningún compromiso concreto por parte de los miembros del grupo, entre ellos los países del G7, principales accionistas del Fondo. 

Con respecto a este nuevo pedido, para que se revea la posición del Fondo a la hora de darle el crédito a Macri, la situación bordea las relaciones con los Estados Unidos. 

Es que uno de los que aprobaron ese acuerdo fue David Lipton, quien actuaba como subdirector gerente del FMI, en febrero del año pasado, y ahora es asesor de Joe Biden en asuntos económicos. 

Por lo cual, criticar ese proceso es criticar a uno de los hombres de confianza de Biden dentro del FMI y quien deberá dar su acuerdo para la refinanciación. 

Lo que posiblemente haga el directorio el miércoles es “iniciar el análisis” de las decisiones políticas y técnicas que llegaron a ese acuerdo, pero ¿qué pasa si el veredicto, luego de ese trabajo, es que Argentina no consolidó el equilibrio fiscal primario que había logrado, a costa de mucho sacrificio, devaluación y caída de la producción en la segunda parte del gobierno de Macri, y pide reformas estructurales para captar inversiones? 

En enero, un brasileño ortodoxo supervisará la letra del acuerdo con Argentina

Desde una parte del Gobierno no ven esa posibilidad. El diputado Máximo Kirchner dijo a radio El Destape: “No puede tener una actitud tan golosa el FMI respecto de nuestro país después de las condiciones en que les prestó, después de una pandemia, y querer que estas situaciones se resuelvan como si estos hechos no hubiesen existido”.

Más allá de las declaraciones y una eventual autocrítica, que la podría haber, lo cierto es que en la primera semana de enero asumirá como jefe del Hemisferio Occidental del Fondo el brasileño Ilan Goldfajn, un economista del MIT, ortodoxo, que fue presidente del Banco Central de Brasil, con Michel Temer. 

Goldfajn fue muy criticado por hacer lo que no quiere hacer el kirchnerismo: puso la tasa de interés muy alta e impuso un ajuste muy importante. 

Es un economista duro que cuestionó los estímulos al crecimiento en Brasil en 2010 por sus efectos inflacionarios y el déficit de cuenta corriente. Él será el que supervise “el caso argentino”.

Lo de la negociación a veinte años quedó solo en eso, en un pedido. Nunca fue tomado por el Fondo, que sigue reclamando un programa.