"Haceme una lista de 70. Si esto sigue así vamos a tener que echarlos el mes que viene". El correo llegó a un empleado de RRHH de una empresa del conurbano bonaerense. Es solo un caso de los miles que se reproducen hoy en la Argentina. Y es parte de la doble presión que enfrentan el presidente Alberto Fernández en el país y Horacio Rodríguez Larreta (CABA) y Axel Kicillof (Buenos Aires) en sus distritos. Por un lado, el riesgo sanitario de flexibilizar la cuarentena y que la situación se desborde ante la posible llegada del pico de contagios. Por el otro, una economía que no resiste más y la consecuencia pueda ser letal para millones de personas que se quedarán sin trabajo.
¿Cómo se sale de este laberinto? Ante las consultas de PERFIL, la opinión es muy distinta según el área con la que se habla. En Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires están desesperados por reabrir actividades para volver a levantar la recaudación (se estima una caída de 80 mil millones de pesos para todo el año). Desde el sistema de Salud reconocen que hay un agotamiento social, pero temen que la apertura lleve a un pico incontrolable de contagios y haya que volver atrás. En medio de este tironeo, cada intendente, gobernador y el Presidente van tomando decisiones. Salvo dirigentes sin responsabilidad de gestión, que se paran en los extremos para obtener algún rédito político de una coyuntura nefasta, todos parecen estar de acuerdo que no hay una salida mágica. Es abrir la economía y enfrentar los contagios, o mantenerla cerrada y que la crisis sea terminal.
Alberto F. recibió el aval de los expertos para "una etapa de reapertura" de actividades
El planteo se repetirá cuando el Presidente se reúna este jueves 7 de mayo, mediante videoconferencia, con los gobernadores. Agotamiento social y económico a una cuarentena que parece eterna y el temor a un contagio masivo que lleve a perder todo lo logrado. Para eso es fundamental que el Estado busque cuanto antes alternativas para contemplar más salvedades y buscar la salida menos dolorosa.
Las ayudas estatales se intensifican pero no llegan a frenar la caída. Además de extender el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), ANSES comenzó este jueves a pagar la mitad de los salarios a privados a través del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). Ese parche, que llega hasta el 50% de los sueldos, no evitó que el Ministerio de Trabajo convalidara los recortes de alrededor del 25% a los ingresos de los trabajadores de algunos sectores (Industria, Comercio, Petróleo) que no pueden cumplir con sus tareas de forma remota. La CGT no se opuso, a sabiendas de que la alternativas son los despidos.
Sin embargo, los despidos son imposibles de frenar. La actividad se congeló y el aumento del desempleo, que ya estaba al filo de las dos cifras en diciembre, es un hecho. Eso trae aparejada otra alarma que adelantó hoy el periodista Gabriel Morini en Ámbito Financiero. Se viene una avalancha de presentaciones para pedidos de concursos de acreedores de las empresas afectadas por el parate que genera la cuarentena. La caída es crítica, pero lo dramático es la incertidumbre: todavía no se puede ver el piso.
RI/FF