El diputado de Juntos por el Cambio Gerardo Milman designó al abogado Manuel Barros como su defensor en la causa por el intento de asesinato contra la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y pidió tener acceso al expediente en el que no está formalmente imputado.
Milman presentó espontáneamente un escrito en salvaguarda de sus derechos y pidió tener acceso a las actuaciones que llevan adelante el fiscal Carlos Rívolo por delegación de la jueza María Eugenia Capuchetti.
La decisión del legislador opositor fue tomada después de una serie de episodios que lo pudieron en el radar periférico de la investigación, especialmente los señalamientos de la querella de la propia Cristina Kirchner y la declaración de una ex colaboradora que lo situó en una escena de borrado de teléfonos.
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Todo ello se suma a la denuncia formulada por un funcionario del Congreso, quien aseguró haberlo escuchado decir “cuando la maten, yo estoy camino a la costa”, dos días antes del intento de magnicidio ocurrido el 1 de setiembre del año pasado.
Las dos mujeres que lo acompañaban en aquella ocasión, Ivana Bohdziewicz (quien semanas atrás reconoció que su teléfono fue borrado en oficinas que pertenecen a Patricia Bullrich) y Carolina Gómez Mónaco (quien aún trabaja con el diputado) negaron haber escuchado aquella frase.
Milman ya estaba presentado en la causa: después de aquella versión sobre un diálogo en las mesas del restaurante Casablanca, cercano al Congreso, entregó un escrito en el que negó los hechos.
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Técnicamente, eso fue un “descargo”, un resorte procesal que figura dentro de los “derechos del imputado”, aunque ni el fiscal, ni la jueza, lo tuvieron nunca en ese carácter.
Ahora, la Justicia deberá resolver si acepta a Milman en calidad de imputado y, en ese caso, concederle acceso al expediente digital para que pueda ejercer su derecho de defensa y controlar la prueba que se produce en el marco de la investigación.
En una carta enviada a la Cámara Federal desde el Complejo Penitenciario de Ezeiza, donde está detenido, Fernando Sabag Montiel –el hombre que quiso matar a la vicepresidenta- desmintió cualquier vínculo de Milman con el intento de homicidio.
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