La primera reacción ante la enfermedad de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es y debe ser como ser humano, incluso antes que como médico. Cuando la política se pone tan feroz que olvida las más elementales condiciones de humanidad y sensibilidad, es patológica, enferma de poder y nada más.
La enfermedad que padece es perfectamente curable y todos auguramos que la operación le permita continuar con una vida plena y saludable.
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El cáncer produce miedo. Es una enfermedad muy compleja porque no conocemos algunos de sus aspectos, lo que aumenta la incertidumbre. Es uno de los miedos de nuestra época, por eso hay que comprender el impacto a nivel emocional. Afortunadamente vemos a la Presidenta de buen humor y con una actitud positiva.