Con un aire distendido y amable, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal encabezadas por monseñor José María Arancedo se reunieron por primera vez desde la renovación de las autoridades eclesiásticas, y coincidieron "en el ser humano como la preocupación central, tanto del Estado como de la Iglesia", al tiempo que acordaron mantener un diálogo permanente.
Durante el encuentro no se trataron temas específicos como el aborto, la pobreza o el nombramiento de un obispo castrense, señaló el vocero de los obispos, Jorge Oesterheld. Sin embargo, según supo DyN, el propio Arancedo calificó a la reunión de "muy amable y distendida", al tiempo que el gobierno y la Iglesia quedaron en mantener un canal de diálogo permanente.
"Monseñor se retiró muy satisfecho, fue un encuentro muy bueno, una conversación muy grata, muy amable", explicó el portavoz, para agregar que "fue una reunión protocolar donde se habló en general de las cuestiones de la Iglesia y el país".
En declaraciones que formuló en la calle, ya que la Casa Rosada no dispuso un lugar para la prensa pudiera trabajar, el vocero del episcopado señaló que en la reunión -que se extendió alrededor de 45 minutos- "se habló del papel del Estado, de la Iglesia, de la autonomía para que la Iglesia desarrolle su función".
El portavoz episcopal se encargó de dejar en claro que la conversación con la jefa del Estado no tocó temas ríspidos para ninguna de las dos partes. Frente a la requisitoria periodística sobre si se había hablado de la pobreza, remarcó que "siempre la Iglesia plantea las preocupaciones que tiene", pero advirtió que no se trató "puntualmente" esa cuestión.
Una respuesta similar dio sobre el aborto y sobre el nombramiento de un nuevo obispo castrense, puesto vacante desde la presidencia de Néstor Kirchner: "Fue un encuentro protocolar", insistió, "pero no hubo temas puntuales".
Cuando se le consultó si el encuentro significa el inicio de una nueva relación entre el Gobierno y la Iglesia, explicó que "se han renovado las autoridades y eso conlleva continuidad, pero también es renovación porque es gente nueva la que dirige la institución".
La última vez que la Jefa del Estado había recibido a las autoridades eclesiásticas fue en marzo del 2010 cuando los obispos, encabezados por Jorge Bergoglio, le entregaron un documento sobre la situación nacional.