POLITICA
el futuro del pro

Bullrich se prueba el traje de armadora opositora

La ex ministra junto a Eduardo Macchiavelli, hombre de máxima confianza de Rodríguez Larreta, buscará sostener la unidad de Juntos por el Cambio y avanzar en el desarrollo territorial. Internas y apertura pensando en 2021.

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Partido. El lunes se oficializa la lista única con Bullrich a la cabeza. | cedoc

Desde que se fue del Ministerio de Seguridad no dejó de trabajar. Pero en otro rol. Recibe a dirigentes todo el día en el Instituto de Políticas Públicas, dialoga con Mauricio Macri, coordina acciones políticas y pretende que en 2020 se rearme el esquema de trabajo del PRO. Patricia Bullrich será, desde el mes que viene, la cara visible del partido que fundara el ex presidente. Pero no estará sola: el recambio de caras incluirá que se sume como secretario general del partido Eduardo Macchiavelli, secretario de Ambiente porteño y hombre de máxima confianza de Horacio Rodríguez Larreta.

Entre ambos tendrán dos grandes misiones: sostener la unidad de Juntos por el Cambio y avanzar en el desarrollo territorial del PRO, un anhelo jamás concluido a pesar de haber pasado por el poder de la Casa Rosada durante cuatro años.

El rearmado del esquema de poder incluye una profunda reforma de la Carta Orgánica del partido y supone un cambio de reglas para el PRO. En concreto, habrá un sistema de elección de candidatos con internas en los distritos donde no haya acuerdo. Un intento de terminar con la “dedocracia”. También habrá un nuevo sistema de decisiones: en un grupo de temas de coyuntura se tomará una posición unificada con mayorías en el Consejo Nacional, el órgano representativo federal del partido; mientras que habrá libertad de acción en otros temas (por caso, la despenalización del aborto).

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En segundo lugar, uno de los temas centrales: Bullrich está obsesionada con avanzar en el despliegue territorial. “Así como los radicales tienen un comité en cada pueblo, para fin de 2020 tendríamos que tener un paisano en cada pueblo”, aseguran fuentes partidarias.

Esto también supone la organización de grupos autónomos que, después de la épica entre las PASO y las elecciones generales, buscan un lugar desde el voluntariado.

En tercer lugar, buscarán sumar dirigentes. Peronistas, independientes. En eso ya viene trabajando Miguel Pichetto, pero ahora se profundizará. “Hay que ser generosos”, es lo que más se escucha en la sede partidaria del PRO en la calle Balcarce.

Finalmente, la coordinación de acciones, como se pudo ver en la adhesión al acto por los cinco años del fallecimiento de Alberto Nisman.

Pasos. En cuanto a los tiempos, el 3 de febrero se oficializará la lista única con Bullrich a la cabeza. Y días después, entre el 10 y el 20 de febrero en Parque Norte, se dará la primera reunión de las nuevas autoridades del Consejo Nacional del PRO.

Habrá dos representantes de cada provincia ganadora en octubre y uno de cada una de las restantes. Es decir, Capital, Santa Fe, San Luis, Córdoba, Mendoza y Entre Ríos tendrán dos representantes.

En nombres: por Córdoba se sumará la senadora Laura Rodríguez Machado y por Santa Fe, el diputado nacional Federico Angelini. La idea es que cada provincia aporte al titular del PRO local.

Entre otros, también habrá un intendente bonaerense (Néstor Grindetti, de Lanús, podría ser quien ocupe una silla), y el ex secretario general de la Presidencia Fernando de Andreis (quien seguirá trabajando codo a codo con Macri).

Luego, en lo operativo, habrá un coordinador por región que será el que les eleve a Bullrich y a Macchiavelli el plan de trabajo por provincia. Desde allí partirá también el scouting de candidatos pensando en 2021. “No podemos no tener candidatos en todo el país. Hubo lugares donde sacamos cero votos en 2019”, afirman en el PRO. Casos: faltaron candidatos en la mitad de las localidades de Río Negro y Chubut.

El último punto tiene que ver con el formato de recaudación. En ese sentido se analiza copiar a los partidos Republicano y Demócrata de EE.UU. Allí predominan las pequeñas contribuciones de ciudadanos como base de sostenimiento diario. Las grandes corporaciones se suman en los momentos electorales pero no colaboran en años sin votos en juego.