Las calles de Capital Federal y de los principales partidos del conurbano quedaron ayer con miles de toneladas de residuos en las calles, debido a la continuidad de una huelga que paralizó las plantas de la Coordinación Ecológica Area Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse).
La medida de fuerza por 48 horas prosiguió durante la jornada pese a los intentos de los gobiernos de Mauricio Macri y de Daniel Scioli para destrabar el conflicto iniciado contra el freno a la construcción de nuevas terminales de esa compañía pública.
Macri aventuró la posibilidad de que hoy por la mañana surja una solución y los trabajadores de la Ceamse permitan la disposición final de los residuos acumulados, aunque estableció que el reclamo les "es ajeno" a su administración.
Si esto no se concreta, el gobierno porteño pondrá en marcha "un plan extraordinario de limpieza y desinfección de esquinas críticas", y también declarar la emergencia sanitaria debido a "la situación de riesgo" que genera "la acumulación de residuos".
Macri se mostró esperanzado de que el Ministerio de Trabajo dicte mañana la conciliación obligatoria en el conflicto y, de ese de modo, ponga fin a la huelga que podría extenderse al menos un día más. Los trabajadores de la Ceamse se reunirán en asamblea a las 19 para analizar si prosigue la medida de fuerza o si llevan "adelante" otro tipo de reclamo "hasta encontrar soluciones", declaró el secretario general del gremio, Rafael Cuyás.
El dirigente gremial justificó la protesta en la existencia de un supuesto proceso de "vaciamiento" y reclamó a los gobiernos de la Ciudad y la Provincia que informen "cuál será el futuro de los 2.200 empleados".
En tanto, Oscar Marín, delegado de los trabajadores, explicó que la medida de fuerza se lleva adelante desde la noche del domingo porque "no se ha cumplido nada" de las "promesas" realizadas por Scioli y Macri para construir plantas de transferencia. "Creemos que no tienen voluntad de abrirlos, que hay intereses espurios y lo que quieren es deshacer de esta empresa", afirmó el sindicalista. El paro de actividades derivó, además, en un inesperado contrapunto entre el jefe de gobierno porteño y el líder de la CGT, Hugo Moyano.
Macri calificó de "locura" al paro y comparó la protesta con el acto realizado por el camionero el viernes pasado. "Va en línea con (el acto), los argentinos pagamos a los 70.000 que no fueron a trabajar, los colectivos y las horas que se perdieron porque la gente no pudo circular; esto es lo mismo, un conflicto irracional que nos inunda de basura", expresó.
Tanto la administración de Scioli como la del PRO intentaron hasta última hora avanzar con una negociación para levantar la protesta, pero se confirmó que la basura continuará apilándose en las calles o en las viviendas debido a que los miles de camiones que realizan la recolección no pueden cumplir con los recorridos. Santilli reconoció que recién en "24 a 36 horas" se podrá normalizar el circuito y el operativo de recolección, y alertó que los desechos en las calles implican "una situación sanitaria complicada para 14 millones de personas" que viven en el área metropolitana.
En medio de la pulseada entre los gobiernos y los sindicalistas, el secretario Ambiental de la ciudad de La Plata, Sergio Federovisky, denunció que la medida de fuerza "no se trata de un conflicto gremial", sino de un "lock out patronal".
El paro y el bloqueo a la planta de Punta Lara "no se trata de un conflicto gremial para defender puestos de trabajo, sino de un lock out patronal en el que intervienen los empleados y la empresa, que está destinada a desaparecer por su propia impericia", sostuvo el funcionario comunal.