La internación que sufrió Elisa Carrió esta semana le sirvió para hacer borrón y cuenta nueva: dejar de lado la elección porteña y concentrarse en su candidatura presidencial. Así, reconoció como “obvio” que en segunda vuelta votará por Martín Lousteau pero anticipó que no va a “hablar más de la Ciudad”. “Otros ya tuvieron mucho tiempo de campaña”, aseveró, a la vez que recordó que apenas quedan cinco semanas de campaña antes de las PASO nacionales.
Allí, Carrió se medirá, como parte del frente Cambiemos, contra Mauricio Macri y Ernesto Sanz. Pero justamente, con Sanz apoyan a Lousteau, que enfrenta en la Ciudad al candidato del PRO, Horacio Rodríguez Larreta. “No va a haber tensiones, yo soy la garantía de la unidad”, minimiza la diputada los cruces que se generaron. Desde un primer momento salió a pedir que la campaña por la segunda vuelta sea “sin confrontación”, lo que provocó rispideces con Lousteau. A pesar de que había prometido no hablar más del tema porteño, Carrió no se contuvo y en su discurso del jueves, en el que dio inicio a su campaña, tiró una piedra más: “Nosotros vamos a hacer una campaña sin dinero... e incluso en el propio ECO tenemos que investigar de dónde salió la plata para tantos carteles”.
Las miradas automáticamente apuntaron a Fernando Sánchez, compañero de fórmula de Lousteau. Esa tensión entre la estrategia nacional y la local ya dejó en una situación incómoda a Lilita. Por eso no fue al búnker de ECO el último domingo y ahora anticipó que sólo volverá a la Ciudad para votar el 19. Ya enfocada en lo nacional, se muestra confiada de que Cambiemos “ganará extraordinariamente bien”. No obstante, está atenta a evitar cualquier traspié. De ahí que busque eludir un debate con Sanz y Macri porque no quiere “sobresalir” y dañar a otros.