La tan anunciada Atucha II, en Zárate, fue inaugurada esta tarde por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en cadena nacional. Y lo hizo aún cuando sólo pasaron tres meses de que la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) una modificación en el diseño original de la central nuclear para evitar una posible tragedia en caso de un accidente severo, como el ocurrio en Chernobyl o Fukushima.
La noticia sobre este rediseño para permitir una parada rápida del reactor en caso de un accidente se conoció en junio pasado, cuando el diario PERFIL publicó que por fin se tendría en cuenta las advertencias de seguridad que durante cuatro años el Gobierno había desestimado con el propósito de terminar las obras de una vez.
De hecho, cuando se conoció que finalemente se iban a hacer las refacciones, PERFIL pudo saber que la inauguración se haría este mes tal como estaba previsto, pese a que varios técnicos del ámbito atómico nacional señalaron, ante la consulta, que un rediseño de este tipo implicaría una costosa parada de al menos dos años. Es decir, imposible inaugurarlo en septiembre.
Cuando en junio PERFIL le preguntó a la titular de la CNEA, Norma Boero, si la planta iba a inaugurarse igual este mes, ella respondió: "Creo que Atucha II se va a inaugurar de todos modos en septiembre y después se harán las reparaciones necesarias; cuánto tiempo demorará el reacondicionamiento es algo que no puedo decir porque no lo sé".
Es decir, Atucha II comenzará hoy a funcionar sin ajustarse a la normativa internacional, y saldra de servicio una vez que se haya diseñado el sistema de inyección de boro que luego sería incorporado a la central, en una obra que podría tomar dos años, según fuentes del área. Esto implicaría un costo operativo y económico que podría haberse evitado.
La necesidad de estos cambios en la base de diseño había sido advertida en 2007 por informes técnicos encargados por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y la propia CNEA, y publicados entonces por PERFIL en sucesivas ediciones. "Es sumamente importante, si se quiere disminuir el impacto del cambio de la Base de Diseño, realizarlo lo antes posible, de forma de minimizar los efectos negativos del proyecto. Cuanto más se retrase el cambio de la base de diseño, y el estudio de alternativas, mayores serán las consecuencias sobre costos y retrasos posteriores en el proyecto", señalaban esos documentos confidenciales.
Pero la decisión del Gobierno ante esos informes fue seguir adelante con la construcción de lo que, estimaron, sería su obra estrella: nada debía alterar los plazos de finalización de la tercera central atómica argentina, y la idea del ministro de Planificación, Julio De Vido, fue desde el principio que Cristina pueda inaugurarla en el tramo final de su campaña por la reelección.
Sin embargo, el desastre nuclear generado por el tsunami en Fukushima cambió el panorama mundial, dejó en claro que ninguna posibilidad de accidente debe ser desestimada y obligó a la CNEA y a NA-SA a pensar seriamente en la necesidad de los cambios.