Cristina Kirchner planea reaparecer en público durante un acto que se hará el martes para celebrar los treinta años de la democracia argentina. Con un despliegue artístico imponente, la fiesta pública arrancará cerca de las 4 de la tarde en la Plaza de Mayo. Al atardecer, CFK encabezará una ceremonia en el Museo del Bicentenario y entregará distinciones por la defensa de los Derechos Humanos.
El horario fue elegido para esquivar el calor agobiante. La jefa de Estado sufre de hipotensión y exponerse a altas temperaturas le fue desaconsejado por su equipo médico, porque aumenta la posibilidad de una recaída. La novedad es que, esta vez, el Gobierno invitó a ex presidentes a la celebración. Los convocados son Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde. En representación de Raúl Alfonsín podría estar Ricardo, su hijo.
CFK será la única oradora en un acto que le servirá, entre otras cosas, para repasar “la década ganada”, eufemismo utilizado por el kirchnerismo para aludir a los diez años que cumplió ese espacio político al frente del poder.
Desde que le dieron el alta neurológica y neuroquirúrgica, tras la operación que le hicieron para drenarle un hematoma craneal, la mandataria protagonizó dos actos públicos. Las dos veces se trasladó a la Casa Rosada en auto, porque por ahora tiene prohibido volar. El motivo fue el mismo en las dos ocasiones: tomarles juramento a los nuevos ministros de su gabinete.
La primera vez, el 20 de noviembre, aprovechó para hablarle un largo rato a la militancia, que había colmado el Patio de las Palmeras del edificio ubicado en Balcarce 50. Las apariciones de CFK ante el público no sólo le sirven para demostrar que está bien, sino para remarcar que ella sigue siendo la jefa, pese al poder delegado al nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
“Habrá que ver hasta cuándo ella se banca que todo el protagonismo recaiga en Coqui”, se preguntó un diputado K en diálogo con este diario. Es que el ex gobernador de Chaco llegó para encabezar un gabinete más protagónico que el que hasta ahora había tenido Cristina Kirchner. A primera vista, delegarle el poder a Capitanich parece parte de un plan del kirchnerismo para moldear a su sucesor.
El funcionario tiene injerencia en la economía y en la política. Incluso, algunos atribuyen a una condición suya para aceptar el cargo el apartamiento de Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio Interior. Por ahora, CFK se siente cómoda desprendiéndose de parte del poder. “Ella sigue siendo la jefa, pero para la batalla diaria está Capitanich.
Ahora le toca a él poner la cara para las cosas buenas, pero también para las malas noticias”, graficó un funcionario del Gobierno. El nuevo esquema de poder tiene a Capitanich como flamante integrante del círculo íntimo que toma decisiones desde la quinta de Olivos. Ese cambio en la forma de gestionar rompió con el esquema cerrado que había prosperado hasta ahora. Un símbolo de ese giro son las conferencias de prensa que da, todos los días, el jefe de Gabinete.
“El recambio en el Gobierno y la impronta de Capitanich lograron instalar la sensación de que la derrota en las urnas, en octubre, sucedió hace un lustro”, explicó otro funcionario. Es que Cristina retomó la iniciativa política ante una coyuntura adversa
