Cristina Kirchner viaja hoy a la tarde a Río de Janeiro para asistir mañana a la misa de cierre del papa Francisco, que será temprano en Copacabana. “Esperemos que no llueva, porque se va a complicar mucho”, rogó un integrante de la comitiva a PERFIL, ya que el evento es sobre la playa.
El dato de color es que se subirá al avión de la Presidenta Martín Insaurralde, el intendente de Lomas de Zamora, que encabeza la lista de diputados nacionales del Frente para la Victoria. Una bendición para un candidato que aún tiene un alto nivel de desconocimiento entre los votantes argentinos. Con Insaurralde compartirá, hoy al mediodía, un acto en AySA, antes de emprender el viaje a Brasil. Un acto institucional y político: será en San Fernando, tierra massista. Y violará la ley electoral, porque el límite para hacer anuncios de obras vencía ayer.
Al pisar suelo carioca, la jefa de Estado podría tener una reunión con sus pares Dilma Rousseff (Brasil) y Evo Morales (Bolivia). Con Dilma tiene asuntos comerciales pendientes: un acuerdo automotriz, la inversión de la minera Vale, la venta de Petrobras, entre otros, son los puntos de la agenda. El acuerdo automotriz implica que las autopartes que se hacen en Argentina sirvan para ensamblar autos en tierra local, y no que todas las inversiones se radiquen en Brasil. Con la multinacional Vale están negociando un acuerdo alternativo para que regrese al país con su proyecto minero en Mendoza. Si le permiten sacar dividendos, como a Chevron, podrían llegar a un acuerdo. La venta de Petrobras al empresario argentino Cristóbal López es otro punto que podría tocar Cristina con Dilma.
El domingo se lo dedicará a Francisco. Desde que Jorge Bergoglio fue designado sumo pontífice, la relación entre la Casa Rosada y el prelado dio un giro de 180 grados. Cristina se reunió con él en el Vaticano después de que Bergoglio fuera ungido y, estando en Argentina, le envió una carta con un lenguaje coloquial por el día del Pontífice.
Ayer, durante un acto en Morón, CFK recurrió a la figura del Papa. “Cuando el Papa dijo que la Iglesia no era una ONG, quiso decir que hay que salir a la calle a luchar por los ideales y las convicciones. La política tampoco es una ONG, necesita de predicadores y militantes que trabajen”, afirmó. “El Papa es peronista”, bromeó un funcionario K que cuenta con optimismo el buen momento que el kirchnerismo atraviesa con la Iglesia Católica. La idea es mostrar empatía con el Pontífice, que genera entusiasmo entre los fieles argentinos.
