El juez federal Daniel Rafecas ordenó este jueves llamar a declarar a los pasajeros que aparecían ocupando durante siete años habitaciones en el hotel Waldorf de esta capital, en el marco de una causa contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por lavado de dinero.
Se trata de la causa que investiga si ese hotel del microcentro porteño habría sido comprado en 2009 por el empresario Osvaldo "Bochi" Sanfelice en calidad de testaferro de los Kirchner para llevar adelante maniobras de lavado de activos.
El magistrado había ordenado un allanamiento el pasado 28 de junio a las instalaciones del Waldorf, donde se secuestró un pendrive de 16 GB con "el listado de registro de pasajeros alojados en el mencionado Hotel, a partir del año 2009 en adelante" consta en la causa, según consignó la agencia DyN.
"En virtud de los datos resultantes de la compulsa de los listados de los registros de pasajeros correspondientes al Hotel Waldorf" es "de interés para esta instrucción contar con las declaraciones testimoniales de José Zambón, Estela Rezuk y Marcelo Florenza", indicó ahora el juez.
De acuerdo a la denuncia que hicieron la diputada Margarita Stolbizer y su abogada Silvina Martínez, "Estela Rezuk y José Zambón utilizaron la habitación 902 del hotel Waldorf desde el 1/1/2006 hasta el 5/9/2013": ininterrumpidamente por siete años. Incluso, según los registros del hotel, el matrimonio neuquino de Rezuk y Zambón compartió habitación con un japonés llamado Tomoaki Kishimura, quien ingresó al hotel el 30 de diciembre de 2008 y se retiró el 2 de enero de 2009.
En tanto, Marcelo Javier Florenza, oriundo de Paraná, figura como pasajero de la habitación 901 del hotel entre el 1° de enero de 2006 y el 6 de septiembre de 2013, pero el hombre argumentó al programa televisivo La Cornisa que solo estuvo allí unos días por breves períodos.
La referente de 1País denunció a la Justicia que el hotel ubicado en la calle Paraguay 450 pertenecía en realidad a la ex jefa de Estado y su familia, y se inyectaron fondos de manera irregular con el supuesto alquiler de habitaciones. Sanfelice, socio de la exfamilia presidencial, compró el hotel en 2009, y desde entonces habría más de 500 facturas a nombre de la constructora brasileña Odebrecht, que admitió haber pagado coimas en el país para adjudicarse obras públicas.