Néstor Kirchner ya no lo tilda de innombrable. Sus ministros y funcionarios ahora lo buscan para saludarlo y en el Senado cada vez es más común ver que los oficialistas se acercan a él. Los contactos entre los polos ayer opuestos hoy se repiten. La única condición que impone el santacruceño a su tropa es mantener la reserva y evitar siempre la exposición.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, es el más entusiasta con el pacto entre los ex presidentes. Pero suele omitir un dato cuando grita a los cuatros vientos que siente “respeto y afecto” por Carlos Menem. La relación personal entre ellos es antigua y se fortaleció en momentos de dramatismo para el funcionario que hoy oficia de mano derecha de los Kirchner. En el campamento menemista admiten a grabador apagado que el riojano se portó muy bien con Fernández en los traumáticos días en los que el ex intendente
de Quilmes estaba prófugo de la Justicia.
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