POLITICA

Cómo "sobreviven" los gendarmes al fin de semana largo de protesta

Dicen que el servicio "es una pasión" y aguantan con enlatados, haciendo dedo y durmiendo en el piso. Historias de agentes con hambre.Galería de fotos. Galería de fotos

La protesta frente al Edificio Centinela seguía esta noche.
| Patricio Caruso - Perfil.com

El cuarto día de protesta llegaba a su fin. Pero los más de 500 efectivos que aguardan una respuesta del viceministro de seguridad, Sergio Berni, se preparaban para pasar todo el fin de semana entre banderas, cantos y bolsas de dormir frente al edificio Centinela, en Retiro. El Gobierno ya dijo que no les dará una respuesta hasta el martes.

“Los gendarmes no vivimos: sobrevivimos. Vamos a estar acá todo el tiempo que sea necesario sin ningún tipo de inconvenientes”, le dijeron a Perfil.com en la noche del viernes.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Cerca de las cinco de la tarde comenzó a circular una gorra recaudadora para comprar comida. Es que para el segundo día de protesta llegaron sus mujeres y sus hijos: "Nosotros podemos estar tomando mate o comiendo enlatados, pero acá hay familias", dijeron y señalaron: “En el trabajo cotidiano de la gendarmería está pasar hambre y dormir hacinados, pero no permitiremos que la gente que nos acompaña pase por lo mismo”.

Un pequeño problema. Siempre listos para organizar la supervivencia, una veintena de efectivos está a cargo de la comida. “La cantidad de personas crece, pero la cocina no”, se sinceró uno de los agentes mientras acomodaba bolsas de yerba, un insumo clave para el campamento. Por ese motivo, de su cocina solo saldrá comida para mujeres y niños. Los demás “se la van a arreglar como puedan”, esbozó.

Con la noche llegará el sueño de los manifestantes que, ante las preguntas de Perfil.com, respondieron de forma distinta. Algunos tenían bolsas de dormir y no tenían problemas en tenderlas sobre los pasillos del edificio o en la misma vereda. Otros ingresarán a sus puestos de trabajo durante la noche y volverán al campamento al terminar su turno, sin saber dónde y cómo cerrarán sus ojos para descansar.

Quiroga es un cabo que nació y trabaja como gendarme en la provincia de Formosa. “Ayer entré de vacaciones y me vine a la protesta haciendo dedo”, contó. Hasta el mes pasado, su sueldo en blanco llegaba a los 600 pesos y era completado por 4 mil pesos en negro. “Entro a trabajar a las 10 de la noche y salgo a las 2 de la tarde del otro día”, dijo sobre su rutina.

Entre lágrimas de emoción, contó la triste realidad que viven los gendarmes: “En su mayoría vienen de orígenes muy humildes, escapando de la pobreza ingresan a Gendarmería donde encuentran contención. Pero las condiciones de vida son extremas. Nunca sabés dónde podés estar mañana, pasás hambre y tu vida vale muy poco”.

Aún así, Quiroga tiene un motivo de festejo: “Ya conseguí un trabajo como ayudante de construcción para pasar este mes de vacaciones. Me pagan 150 pesos el día y me va a servir para llevarle plata a mi hija”, dijo.

Como el resto de los efectivos que dialogaron con este portal, Quiroga coincidió en que “ser gendarme es una pasión” pero “nos duele que trabajando 16 horas diarias y pasando todo lo que pasamos, nuestros hijos sufran necesidades”.

(*) Especial para Perfil.com