La XXXV cumbre del Mercosur realizada esta semana en San Miguel de Tucumán tuvo su impacto político y concluyó con un comunicado conjunto. Pero estos encuentros también dejan interesantes anécdotas y entretelones de lo ocurrido entre los presidentes y el resto de los presentes.
Según publicó el diario local La Gaceta, el presidente venezolano se destacó por su carisma: cuando llegó al hotel Catalinas Park comenzó a hablar de Atahualpa Yupanqui. “Pero no es el único cantor conocido que tenemos aquí. También está ‘Palito’ Ortega”, le respondió el dueño del hotel.
“Ah, sí”, recordó Chávez, y entonó “Ella, ella ya me olvidó...”. Cuando le señalaron que ese tema pertenecía a Leonardo Favio, el bolivariano no se amilanó: “Perdón.. Ah, ya sé: ‘La felicidad ja, ja, ja ja, me la dio tu amor, jo, jo, jo, jo, hoy se cantar ahahaha, gracias al amor y todo gracias al amor”, cantó, y los presentes estallaron en aplausos, narró el matutino provincial.
Fue Chávez quien venció a Cristina Kirchner en la batalla del guardarropas: trajo cinco carritos cargados hasta el tope, uno más que la Presidenta. Sin embargo, las mujeres locales admiraron más la vestimenta (sobre todo los zapatos) de la mandataria argentina, así como su simpatía (se fotografió con empleados del hotel).
Cristina, por su parte, se cuidó con las comidas: ensalada verde o Del César, muslo de pollo sin piel o pescado, a la plancha o a la parrilla, verduras hervidas o al vapor y frutas frescas, no en ensalada, todo a cargo de ceremonial. Para beber, agua mineral. Café, té o mate fueron provistos por Cancillería, contó el diario local.
Exigentes. La comitiva venezolana fue un caso aparte: antes de llegar, ordenaron cambiar los focos de la suite. “Al comandante no le gusta la luz amarilla. Tienen que ser blancos”, exigieron y así se hizo. También compitieron con la Policía Federal Argentina (PFA) y sus perros entrenados para encontrar explosivos, ya que trajeron su propio can. Para probarlo, escondieron una bala y el pichicho la encontró al instante.
Además cundió la preocupación cuando apareció una mochila abandonada, hasta que el personal de explosivos comprobó que sólo tenía papeles de la delegación venezolana. Hubo otras cuatro amenazas de bomba durante la cumbre; la PFA determinó su orígen e informó al juez Mario Racedo.
Gastadores. Los comercios dentro del hotel dijeron que los compradores eran en su mayoría venezolanos. “No llevaron muchas artesanías, pero compraron las más caras”, contaron a La Gaceta. Los chilenos apostaron a la gastronomía: un funcionario pidió visitar Tafí del Valle, para comprar un kilo y medio de queso.
Olvido. Miguel Núñez, el vocero presidencial, era el único funcionario argentino presente que fuma. Esto le generó problemas, ya que debió salir del hotel varias veces para hacerlo, y en una ocasión lo persiguió un mozo, que pensaba que se había olvidado de pagar el café; todo se solucionó rápido.