Mientras la presidente Cristina Fernández criticaba ayer a Techint por depositar en el exterior el primer pago de 400 millones de dólares que el gobierno venezolano le hizo por la estatización de Sidor, la vieja polémica por los fondos de Santa Cruz que Néstor Kirchner enviara a bancos extranjeros reaparecía gracias a una declaración del Ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien ante versiones en contrario salió a afirmar vagamente que esos capitales "están en el país".
Lo cierto, sin embargo, es que, según el Tribunal de Cuentas de Santa Cruz (ente que desde 2003 certifica los movimientos de los Fondos) hasta el 31 de diciembre de 2007 del total depositado originalmente (327 millones de dólares, aunque según algunos la suma llegaría al doble) 315 continuaban en Bonos y Notas del Tesoro de los Estados Unidos, como parte de un fideicomiso del Banco Santa Cruz que regentea la familia Eskenazi.
En tanto, sólo unos U$S 2.246.387 en efectivo aparecían hasta entonces como retornados al país y depositados en una cuenta corriente en el Banco de Santa Cruz, mientras que otros 8.938.950 dólares habían sido recuperados y convertidos en títulos y bonos nacionales.
El informe sobre los movimientos de 2008 ya fue remitido al Tribunal de Cuentas santacruceño por el ministro de Economía provincial, Juan Manuel Campillo, pero aún no se ha hecho público. Mientras tanto, ninguno de los funcionarios que prometieron brindar información al respecto pudieron entregar documentación alguna que corrobore que los fondos fueron depositados en el Banco Nación o invertidos "en obras e infraestructura", como aseguró Randazzo.
"No se puede ser argentino para reclamar y extranjero cuando hay que depositar dinero afuera" , dijo ayer la Presidente en tono de reprimenda hacia las autoridades de Techint, que al igual que otros industriales argentinos le piden salir en defensa de más empresas argentinas amenazadas por las nacionalizaciones chavistas. Habida cuenta de la falta de informes sobre los fondos santacruceños, a la mandataria bien podría preguntársele "¿y por casa cómo andamos?".
