“Si la diferencia es entre 12 y 14 como dicen, no hay vuelta atrás. Si baja un poco puede ser”, fue el pronóstico de un ministro nacional al entrar al búnker de Daniel Filmus en el NH Tango. La diferencia fue, al final, de 18 puntos. Los ministros y secretarios que subieron a acompañar desde las 6 de la tarde a Filmus y a Tomada fueron Amado Boudou (Economía), Florencio Randazzo (Interior), Nilda Garré (Seguridad), Juan Abal Medina (secretario de Comunicación), Héctor Timerman (canciller), Oscar Parrilli (secretario general de la Presidencia), Carlos Zannini (secretario Legal y Técnico) y Roberto Felleti (viceministro de Economía). Ninguno de ellos acompañó al senador en la derrota, arriba del escenario, cuando salió a hablar a las 11 de la noche.
Al principio sólo había silencio en el piso tres del búnker. Esperaban datos. Mientras tanto, Cristina Kirchner, desde la Quinta de Olivos, le pedía datos a Abal Medina, Zannini y Boudou. Vio que los números le proporcionaban una dura derrota y ordenó remarcar un discurso de triunfo velado, porque el kirchnerismo había logrado “el más alto porcentaje de la historia en la Capital”. Era cierto, a medias. El kirchnerismo obtuvo cuatro puntos más que en 2007, con la diferencia de que Macri, en el medio, gobernó cuatro años. Es cierto también que en la elección legislativa de 2009 el kirchnerismo recibió una dura derrota, con Carlos Heller a la cabeza, pero eran tiempos de confrontación con el campo y con los medios. Suponían que la imagen de Cristina, que había crecido en el último tiempo a casi a 40 puntos en la Ciudad por sobre el 17 de Macri –en cuanto a intención de voto presidencial–, llevaría a Filmus a una diferencia mucho menor.
Cristina no se jugó en la primera vuelta. Apenas lanzó al candidato desapareció de los actos. Dio algunas órdenes para apuntalarlo, como mandar la Gendarmería al sur y trasladar la cárcel de Devoto. Pero no le levantó la mano en un acto de cierre ni en un acto durante la campaña. Presumía una derrota, pero menor. Con estos números lo más probable es que Filmus tenga que transitar la segunda vuelta sólo con el apoyo de La Cámpora. Lo más probable, también, es que ningún ministro lo acompañe.
Cristina no quiere pegarse a semejante derrota. Sobre todo porque sabe que muchos de los que votaron a Macri la votarán en octubre. Porque si bien aceptan a Macri, saben que a nivel nacional la economía depende del kirchnerismo “y no les está yendo mal”, analizó un operador de la Casa Rosada.