La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se instaló en Calafate desde el miércoles pasado y ayer, domingo, votó en el colegio Dr. Julio Ladvocat cerca del mediodía. Había anticipado que no iba a estar presente en el búnker K en la Ciudad Autónoma de Buenos Airesy aún se especula qué día de esta semana tomará un vuelo para regresar a la Capital Federal y tomar las riendas del Senado.
Cristina analizó los resultados con su círculo íntimo y mantuvo contacto con Sergio Massa durante toda la jornada, más allá de las llamadas que hizo al ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro. Cristina votó con lentitud. Delante suyo había quince personas, esperó másde una hora, y finalmente la hicieron bajar al aula junto a un grupo de otros cinco ciudadanos. Cristina entregó su DNI en formato de libreta celeste y no tardó más de dos o tres minutos en el cuarto oscuro. Por la tarde, según puso saber PERFIL comenzó a mantener diálogo con su hijo, el diputado Máximo Kirchner quien estaba controlando números en la provincia de Buenos Aires.
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Lo concreto es que Cristina estuvo solo en tres ocasiones poniendo la cara por la campaña de Massa. La primera vez fue en Aeroparque para justificar su decisión de mantener la unidad y cargarle las culpas a Alberto Fernández. “Hablé con Sergio y le dije, adelante de todos, que si se persistía (en la estrategia) de las PASO, nuestra fuerza iba a ir con candidato propio, que era Wado”, reveló ese día.
Luego se presentó por la inauguración del gasoducto, donde compartió acto tanto con el Presidente como con el ministro de Economía y candidato. Allí esquivó criticar al Presidente y se refirió mayormente a la oposición. Por último, a propósito de la estatización de Aerolíneas Argentinas, se tomó una imagen con Massa piloteando la aeronave. “Es cierto, se guardó públicamente, pero nunca dejó de hablar con los que tuvieron que salir a la cancha. Los candidatos eran otros, ella lo planteó desde siempre. La campaña es de Sergio, de Axel (Kicillof). Por algo planteó que había que sacar el bastón de mariscal”, sentenció un armador de su confianza.
