"No queremos precios como en Uruguay", gritó Néstor Kirchner en la Plaza del Congreso en una de sus últimas desencajadas apariciones públicas antes de que el voto "no positivo" de Cobos le cerrara la boca. "Hay un dirigente de ellos que nos dijo, casi en una actitud de caradurismo, que paguemos el lomo a 80 pesos como los uruguayos, qué poco le importan los argentinos", afirmaba en esos días el ex presidente, usando los supuestos precios del otro lado del Río de La Plata para cuestionar a Alfredo de Angeli.
Sin embargo, aplacados los días duros del conflicto, las amas de casa que recoren verdulerías y carnicerías de la ciudad uruguaya de Paysandú no estarían tan de acuerdo con aquella afirmación. Los precios que lucen las pizarras de los negocios uruguayos en algunos casos son hasta más bajos que los que se ven cruzando el río Uruguay en la costa de Entre Ríos, provincia gobernada por el ultra k, Sergio Urribarri, donde de Angeli encabezó las protestas más duras del conflicto rural.
¿Cuanto cuesta armar el tradicional "asadito" en Paysandú? Como muestran las fotos tomadas por una turista argentina el miércoles 6, se consiguen 2 kilos de asado por 120 pesos uruguayos (alrededor de 20 pesos argentinos, es decir, 10 pesos el kilo). Se lo puede acompañar con una ensalada de tomate de 16 pesos uruguayos el kilo (2,70 pesos argentinos) o con dos opciones bastante más económicas para cocinar "a las brasas": papa y zapallo de 10 y 9 pesos uruguayos (1,70 y 1,50 pesos argentinos), valores imposibles de encontrar en la Argentina, ni a fuerza de aprietes de Moreno, Brahim y Acero Cali.
Los boniatos (batatas) a 18 pesos uruguayos por kilo (3 pesos argentinos) son una elección más costosa. De postre, las "super" frutillas de 48 pesos el kilo (8 pesos argentinos) o las económicas mandarinas de 10 pesos el kilo (menos de 2 pesos argentinos). Para acompañar el típico menú gaucho se puede optar por un jugo de naranjas exprimidas, que cuestan 15 pesos los dos kilos (poco más de 1 peso argentino el kilo).
Como muestra este relevamiento en Uruguay, sería imposible llenar la mesa de los argentinos con estos precios, que parecen una ganga comparados con lo de los supermercados y ferias argentinas. Excepto, claro, que vayamos a comprar a los mismos supermercados que Guillermo Moreno.