La última aparición que Fidel Castro tuvo fuera de Cuba se produjo en la Argentina. Fue en la Cumbre del Mercosur que se realizó en Córdoba en 2006 y la visita del entonces presidente cubano a las sierras cordobesas se vivió en medio de un fuerte enfrentamiento diplomático, cuando Néstor Kirchner le hizo llegar una carta en la que le solicitaba el permiso para que Hilda Molina pudiera salir de la isla y llegar a la Argentina.
La misiva de Kirchner a Fidel, realizada a instancias de su canciller Rafael Bielsa, generó un profundo malestar en el cubano, y en algunos ámbitos diplomáticos con ascendencia castrista se llegó a usar la palabra traición para referirse a la presión kirchnerista. No es posible confirmar si tanto dolor agravó los problemas de salud que Castro ya padecía, pero lo cierto es que fue la última vez que se pudo ver a Fidel en un escenario internacional: cuando regresó a Cuba cedió a su enfermedad y, después de 49 años de liderazgo hegemónico, fue obligado a entregar el poder a su hermano Raúl.
Ahora que la carta cubana vuelve a ser usada, esta vez por Cristina Kirchner, es importante analizar lo que está por venir. Los detalles de la misión son guardados en total hermetismo, seguramente porque es muy poco lo que puede confirmar la delegación argentina, pero todo parece indicar que Molina será parte de la agenda que se discutirá en La Habana. Es difícil imaginar lo contrario: no aguardan en Cuba grandes inversiones ni anuncios importantes que obliguen a la Presidenta a movilizarse hasta el Caribe.
Y Molinas lo presiente, tal como se lo anticipó a PERFIL en su edición del domingo pasado. “Yo no voy a ocasionar ningún problema diplomático. En Argentina no hablaré de política, porque eso lo hago en mi país, es aquí donde digo que éste es un gobierno represor, y que los cubanos no tenemos libertad –aseguró la médica desde Cuba–. En Buenos Aires sólo visitaré a mi familia, conoceré a mis nietos, veré a mi hijo después de 15 años y saludaré a mi madre que cumplirá 90 años. Luego regreso a Cuba porque es aquí donde quiero vivir”.
La disidente que acaba de imitar a la multipremiada Yoani Sánchez y lanzó su propio blog (hildamolina.blogspot.com) para perforar el cerco de censura que se impone en Cuba, advirtió que la visita de Cristina todavía no había sido anunciada en La Habana, aunque la prensa oficial –la única posible en la isla– ya anticipó la llegada de los presidentes Rafael Correa, Felipe Calderón y Michelle Bachellet. “Cristina es una gran defensora de los derechos humanos y debe ser coherente. Ojalá que escuche mi plegaria”, imploró Molina.
Los diplomáticos argentinos que manejan el caso recuerdan que Cristina fue desde siempre una de las mayores impulsoras de la liberación de Molina. Si eso es cierto, la médica debería tener esperanzas. De lo contrario, el fracaso sería un nuevo traspié internacional a la ya muy cuestionada agenda exterior del gobierno argentino.
(*)Editor de Internacionales de DIARIO PERFIL