“Ellos quieren escuchar. Están receptivos. Les aconsejo bajar el conflicto. Agarremos porque ellos quieren trabajar en conjunto”. El mensaje de Mauricio Macri en un llamado de Whatsapp conjunto hace dos semanas con el jefe de Gobierno, Jorge Macri, y varios de sus funcionarios, fue contundente. La reunión virtual, con carácter urgente, se había dado a horas de que el Gobierno nacional haya ofrecido traspasar las 31 líneas de colectivos a la Ciudad sin subsidios.
El titular del PRO fue categórico: acordar ya. El expresidente fue clave para que, una semana después, Jorge Macri sonría junto al presidente Javier Milei en el primer piso de la Casa Rosada. Con foto y gestos del jefe de Estado para ambos con los pulgares hacia arriba y muecas en la cara.
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Con todo, además de este tema, el otro fue que, a 36 horas de su última cena con Milei, el titular del PRO se enteró, un día antes de embarcar a Mauritania y luego a Corea del Sur, de que el bloque amarillo había sido convocado para una cumbre con el jefe de Estado en Casa Rosada con diputados oficialistas. Dos en uno.
Con todo, desde Corea del Sur –donde esta semana disertó en uno de los paneles de la llamada “Davos de Corea” con empresarios y expresidentes– siguió los acontecimientos políticos, en especial los que atañen el vínculo de La Libertad Avanza con el PRO.
Por caso: que el martes que viene en Olivos, en principio, Milei recibiría a los legisladores amarillos comandados por Cristian Ritondo, jefe de la bancada y quien recibió un llamado personal el jueves de parte del jefe de Estado felicitándolo por haber bancado el veto presidencial a la actualización de jubilaciones en Diputados.
Entre otras cuestiones, también Macri indagó en las últimas horas sobre cómo habían votado los senadores del Frente PRO ante el DNU que le daba $100 mil millones extra a la SIDE. La posición oficial personal era derogarlo. La bancada se partió en tres: Alfredo de Angeli, la pampeana Victoria Huala y la porteña larretista Guadalupe Tagliaferri votaron a favor de dinamitar el DNU, tal como quería Macri. El misionero, ligado a Patricia Bullrich, Martín Goerling, se abstuvo; mientras que los cordobeses Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero (quien entró en fórmula con Juez) votaron a favor del DNU con el oficialismo (y sumaron apenas once votos positivos). La relación del expresidente con Juez nunca fue buena: el preferido de Macri siempre fue el radical Rodrigo de Loredo.
Paralelamente el expresidente también viene siguiendo de cerca los votos que podrían acompañar la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema. Es sabida su oposición tajante a que el magistrado de Comodoro Py sea juez del máximo tribunal. Lo animan, entre otras cuestiones, la histórica enemistad de Macri, mientras era presidente, con el entonces titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, quien es muy cercano a Lijo. Y un tema más delicado: la causa del Correo Argentino, en manos del postulado magistrado.
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De todas maneras, en temas más domésticos antes de irse de viaje escuchó de boca de dos de sus colaboradores más cercanos los posicionamientos anti-Milei de su exministro de Cultura, Pablo Avelluto, quien hoy trabaja como uno de los dirigentes más cercanos a Horacio Rodríguez Larreta. “Qué raro. Tuvo su mejor lugar con nosotros. Igual no me cuenten más, no me interesa”, cortó en seco a uno de sus interlocutores que le leía uno de los tuits donde Avelluto vincula a La Libertad Avanza a regímenes poco democráticos.
La relación con Larreta pasó de la opacidad a la oscuridad total: siquieran se chatean ya, y los interlocutores entre ambos cesaron en intentar reconciliarlos. El exjefe de Gobierno no lo ve.