La causa AMIA, y los distintos actos que se realizaron ayer, dejaron al descubierto la compleja relación que mantiene la comunidad judía, y las entidades que la representan, con el Gobierno nacional y con la oposición.
Desde que se renovaron las autoridades, la relación con la política quedó estrictamente en manos de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) mientras que la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) decidió bajar su perfil, sin pelearse con la Casa Rosada, pero también con un ojo puesto en las críticas de la comunidad al Gobierno. Esto permitió un alto nivel de sincronicidad de ambas entidades, algo que no pasaba desde los noventa. Tanto en el tema del acuerdo con Irán como en la causa, las dos entidades jugaron juntas (de hecho comparten como querellantes al abogado Miguel Bronfman). Por debajo hay un tema clave: la DAIA necesita ayuda financiera de gobiernos mientras que la AMIA pudo construir un perfil más independiente ya que, por su misión vinculada a la acción social, tiene más relación con empresas que puedan fondear sus actividades.
Hoy la DAIA es la que estableció un fluido vínculo con el canciller, Héctor Timerman. A tal punto que se le adjudica a su presidente, Julio Schlosser, y a parte de la dirigencia haberse reunido en secreto con el canciller por el tema Irán.
A pesar de ello, el rechazo al memorándum fue categórico por parte de la dirigencia de ambas entidades.
Otros nexos fuertes los unen al ministro de Educación, Alberto Sileoni, y, en particular, con la Sigen que conduce Daniel Reposo. De hecho hace tres días la AMIA inauguró una muestra denominada “Memotest AMIA. ¿De qué no nos tenemos que olvidar los argentinos?” en la propia Sigen.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, también tiene vínculo con la mutual judía, como el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, tiene diálogo abierto con la DAIA. En los últimos días también hubo cruces telefónicos y reuniones en el Ministerio de Seguridad debido a posibles ataques a entidades judías producto del conflicto en Medio Oriente con los palestinos.
En la oposición, tras el malestar por la designación de Jorge “El Fino” Palacios en la Policía Metropolitana, lentamente Mauricio Macri pudo reconstruir el vínculo con las entidades. En especial a través del subsecretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, quien fue director ejecutivo de la DAIA. También hay relación con el rabino y diputado Sergio Bergman. Hoy uno de los temas que genera tensión interna es la enorme división entre los familiares. Un grupo, enrolado en Memoria Activa, quedó ligado al kirchnerismo. Otro, encabezado por Laura Ginsberg (Apemia), directamente apunta a las irregularidades de la causa y no apoyó ninguna de las acciones judiciales.