Su nombramiento por parte de Cristina Fernández fue uno de los pocos cambios positivos entre la
gestión de su marido y la suya, pero nadie sabe quién es. Fuera de los ámbitos académicos, Lino
Barañao es un perfecto desconocido para la mayoría de los argentinos, pese a que su llegada al
gabinete nacional fue revolucionaria porque se creó un ministerio para él.
¿Por qué nunca aparece en los medios? Simple, porque se lo prohibieron.
El pecado del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica no fue otro que dar
una entrevista la revista Noticias en la misma que
semana que asumió. Barañao, quien no venía de la política, creía que podría hablar con el
periodista que le antojase y que cualquier medio era ideal para difundir sus proyectos la función
pública. El bueno de Lino no sabía que Néstor Kirchner primero, y Cristina Kirchner después,
prohíben hablar a sus ministros con la revista Noticias u otras publicaciones de Perfil. Ni
siquiera el charlatán ministro de Justicia, Aníbal Fernández, se anima a romper esa regla no
escrita impuesta desde lo más alto del Ejecutivo.
Otros ministros, que no han cometido el desliz de Barañao, pueden dar entrevistas a la
prensa -sobre todo si es oficialista- y se manejan tranquilos en ese andarivel de libertad acotada
que le da la política presidencial. Pero a Lino Barañao lo discriminan: no puede dar entrevistas y
si las da, deben tener el permiso del jefe de todos los voceros, Miguel Núñez.
Sin duda, este acto de discriminación al ministro de Ciencia y Tecnología es ideal para ser
analizado por el flamante Observatorio integrado por un grupo de alcahuetes oficiales de alto
vuelo. Esperamos que, a partir de la denuncia de Perfil.com, le levanten la suspensión y Barañao
vuelva a abrir la boca. Sería muy interesante saber qué avances hubo en su ministerio durante estos
100 días de gestión.
* editor general de
Perfil.com