A diez años de la peor crisis que vivió la todavía joven democracia argentina, desde el poder se suele analizar ese momento histórico como si fuese una cuestión ajena. Sin embargo, la inmensa mayoría de los líderes del kirchnerismo ocupaba un cargo público, por lo que tenía algún mínimo grado de responsabilidad. Algunos, incluso, eran oficialistas.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, fue el grito emblemático de los manifestantes por esas fatídicas jornadas. El descontento no sólo era con los dirigentes de la Alianza gobernante, sino con todos los dirigentes políticos, que en su mayoría venían formando parte de la clase política desde el menemismo.
En ese contexto, a los kirchneristas se los puede enmarcar en diferentes grupos, según el posicionamiento político que tenían. Nueve dirigentes que actualmente ocupan la primera línea del Gobierno tenían cargos públicos en la administración de Fernando de la Rúa, algunos como funcionarios, otros como legisladores. La mayoría de ellos pertenecía al Frepaso.
Entre los bonaerenses, se puede agrupar a los kirchneristas que cumplían funciones en el gobierno de la Provincia, que lideraba Carlos Ruckauf. Después hay otros que tenían trabajo en Santa Cruz, bajo el gobierno de Néstor Kirchner. De hecho, Cristina había sido electa senadora nacional por esa provincia.