A pesar de que ya será la segunda vez que se implementa el sistema de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), todavía siguen surgiendo dudas e interrogantes sobre su funcionamiento.
En las elecciones del 11 de agosto, los ciudadanos deberán decidir quiénes son los candidatos que podrán competir en las elecciones generales del 27 de octubre, que serán las que finalmente definan la distribución del poder en el Congreso durante los últimos dos años del mandato de Cristina Kirchner.
En las fuerzas donde efectivamente habrá una interna, el voto popular indicará quiénes son los dirigentes que encabezarán las listas y cómo se distribuirá el resto de los lugares. En aquellas donde no hay internas, en tanto, las PASO servirán como termómetro político (una gran encuesta) y, en el caso de los partidos minoritarios, para que intenten superar el 1,5% de los votos válidos (positivos más en blanco) que se necesitan para poder estar presente en octubre.
Las mayores dudas, además, están surgiendo en relación con cómo será la distribución de los lugares en las listas después de las primarias. En el caso porteño, hay tres fuerzas que definen quiénes serán sus candidatos. La principal, y que está atrayendo todas las miradas, es la de UNEN, el espacio que armaron siete partidos de centroizquierda. Allí está en juego las listas de senadores y diputados. El frente Compromiso Federal postula a Alberto Rodríguez Saá para el Senado, pero tiene seis listas de precandidatos a diputados. Por último, el espacio El Movimiento tiene cuatro listas que también compiten en ambas categorías.
En el caso de los candidatos a senadores, la ley establece que la lista ganadora queda tal cual está y no se mezcla con las perdedoras, que ya no podrán presentarse en octubre. En diputados, en cambio, cada fuerza define el mecanismo de distribución que conformará la lista definitiva. Lo común es que se utilice el sistema proporcional D’Hondt, que es el mismo que se usa para definir cuántas bancas gana cada partido. En el caso de UNEN, se fijó que para entrar a la repartija se deberá superar el piso del 22% de los votos que reciba todo el frente.
Los que no lleguen no podrán formar parte de la lista definitiva.
Por ejemplo, si Elisa Carrió le saca una diferencia considerable a Ricardo Gil Lavedra, Martín Lousteau y Leonardo Illia (sus competidores en la categoría diputados), al punto tal que no lleguen al 22%, la lista de Carrió será la que compita en octubre tal cual está. Caso contrario, el sistema D’Hondt indicará qué puestos le corresponden a cada lista interna. Así, en la boleta definitiva convivirían todos, pero es el votante el que definiría el orden. En Compromiso Federal también usarán el sistema d’Hondt, pero sin piso.
Otra duda común es si se puede votar a candidatos de diferentes fuerzas. Mientras sean de categorías distintas, es posible. Por ejemplo, se puede votar la boleta de senadores del Frente para la Victoria y de diputados del PRO. Lo que no se puede hacer es poner dos boletas distintas de la misma categoría.