“No nos tenemos que mostrar caídos”, le decía un joven militante a dos compañeros mientras miraban la televisión en la sede central de la Coalición Cívica, ubicada en Rivadavia 1475. Sin embargo, militantes y candidatos reflejaban la imagen de la derrota aún antes de escuchar los primeros datos oficiales. Los resultados de las primarias y los números de boca de urna representaban una realidad difícil de ignorar.
A las 18, una vez cerrados los comicios, sólo seis de las 72 sillas de la sala de prensa se encontraban ocupadas por periodistas. Los militantes llegaban de a uno, con signos de frustración, como si supieran de antemano los resultados finales. Algunos periodistas, ante la falta de sorpresa de la elección, pedían que alguien ponga un partido de fútbol en los televisores para darle un poco de emoción al ambiente.
Pasadas las 19.30, el diputado Fernando Iglesias accedió a la sala de prensa y sostuvo ante Perfil.com: “Este resultado es la ratificación de lo que se votó en agosto. Tenemos una sensación de frustración y preocupación por el futuro del país”. Y agregó: “la Coalición ha sido una fuerza consistente de la oposición y lo seguiremos siendo, ya sea con un bloque de diputados más grande o con uno más chico”.
A las 20.30, antes de que el ministro del interior Florencio Randazzo brindara los primeros datos oficiales, Elisa Carrió comenzó la conferencia de prensa ante un auditorio semivacío. La candidata a presidente reconoció la derrota y se autoproclamó “líder de la resistencia, pero ya no de la oposición”. Cuando se le preguntó acerca de las causas del resultado, Carrió aseguró: “La sociedad no quiere la verdad. No le gusta la autenticidad. Pero los entiendo y los quiero. No estoy enojada”.
Luego de 15 minutos, una vez terminada la conferencia, Carrió se fue rápidamente del recinto junto a otros miembros del partido. Mientras algunos se mostraban dolidos, otros se tomaban la situación con humor. “Ahora empieza la resistencia”, decía con ironía un militante mientras cantaba la canción Resistiré.
Sólo el candidato a gobernador bonaerense Juan Carlos Morán y la senadora María Eugenia Estenssoro se quedaron dialogando con la prensa. “No es un momento de felicidad para nosotros”, aseguró la senadora, mientras la televisión mostraba a jóvenes kirchneristas llegando a la Plaza de mayo. “Hemos visto llenarse esa plaza por líderes que después nadie votó y por causas como la Guerra de Malvinas que después nadie apoyó”, afirmó Estenssoro.
Pasadas las 22, en un pequeño cuarto aledaño repleto de partidarios de la Coalición Cívica, Fernando Iglesias, Alfonso Prat Gay y otros candidatos escuchaban con desazón el discurso de Cristina Fernández. Ante cada expresión de la presidenta electa, sonaban con fuerza los murmullos y alaridos desaprobatorios de candidatos y militantes. Mientras tanto, el 1.75 por ciento momentáneo ya era una sentencia.
“No la puedo ver más”, decía una militante que escuchaba el discurso de Cristina. En silencio, el búnker se fue vaciando poco a poco. Las cámaras ya estaban apagadas, los técnicos ya habían levantado sus equipos. Sólo unos pocos se quedaban charlando mientras comían los últimos bocados del catering.
“Si el partido me brinda absoluta libertad, seguiré liderando la resistencia”, aseguró Carrió. Su chacra de Corrientes la espera, pero no todavía: “me quedan dos años como diputada nacional y desde el Congreso voy a defender los mismos principios”. Más allá de haber sufrido la peor elección de su carrera política, la líder de la Coalición Cívica considera que todavía tiene tela para cortar.
(*) Especial para Perfil.com