Recostada en una cama en la modesta terapia intensiva de la Clínica de la Comunidad de Ensenada, Vanina Ledesma, de 27 años, víctima de una atrofia espinal parcial –una patología degenerativa que lleva desde su nacimiento– escribe tras doce días de internación sobre un anotador, con trazo eléctrico.
Una neumonía severa la dejó postrada. A pesar de su enfermedad, Vanina es madre de una hija de tres años, llamada Morena. En la clínica, con un respirador artificial, perdió su capacidad de hablar. Y los mensajes que anota a su madre, Estela; a su padre, Carlos Ledesma, un suboficial mayor retirado del Servicio Penitenciario y a su tío, Darío Gómez, son desesperantes. Vanina pide auxilio: "Me conectaron mal al respirador”. “Me desmayé". "Sáquenme de acá".