No es la primera vez que los Sena le generan un dolor de cabeza al gobernador de Chaco, Jorge Capitanich. En la provincia norteña, que desde comienzos de junio está conmocionada por la desaparición y presunto femicidio de Cecilia Strzyzowski, por el que los líderes del clan están detenidos, conocen bien ese apellido. Y todavía no olvidan el feroz enfrentamiento que hace más de una década tuvo Emerenciano Sena con Sergio Schoklender por un proyecto de construcción de viviendas de Sueños Compartidos.
La relación entre Emerenciano y Schoklender había comenzado en buenos términos. El ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo había acordado con el piquetero chaqueño la puesta en marcha del programa Sueños Compartidos. El objetivo final era la construcción de 500 viviendas, un ambicioso proyecto social que generaba entusiasmo en Resistencia, la capital provincial.
Sueños Compartidos estaba atrás del proyecto y la financiación, mientras que Sena y su movimiento ejecutaban las obras y mantenían contacto con los obreros. Entre ellos circulaban fondos millonarios producto del financiamiento de la obra, materiales y ropa de construcción para los trabajadores que ejecutaban las obras.
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El estallido del conflicto
No llegaban a 20 casas construidas cuando estalló el conflicto, entre fines del 2008 y comienzos del 2009. Según Schoklender, el punto de partida de la tensión fue la supuesta negativa de Sena de ser auditado para controlar el desarrollo de la obra y los fondos.
Para Sena, en cambio, el entonces referente de la Fundación Madres de Plaza de Mayo ejercía un control "autoritario" sobre la organización provincial. El cruce de acusaciones comenzó a escalar y las obras se detuvieron.
Con el pasar de los años, un conocido referente social que viajó hasta Chaco en la época de conflicto para intentar destrabar la situación recuerda que también hubo problemas "de cartel". Es decir, que Sena se habría querido adueñar del proyecto al bautizar el barrio con su nombre y al darle a los trabajadores ropa roja identificada con su organización social.
"El barrio Emerenciano fue construido en parte dentro del programa Sueños Compartidos. El problema grande entre Schokender y Emerenciano fue que él (por Sena) tomó un día el lugar con reclamos en representación de trabajadores como excusa, pero en realidad había no quería que le cambiaran el esquema de seguridad de la obra", le dijo a PERFIL un referente social que intervino en el conflicto allá por 2009.
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Según recordó, Schoklender habría querido poner a un hombre de confianza a controlar la seguridad de las obras. El objetivo era que Rubén "Pocho" Brizuela, ex jefe de Seguridad de Sueños Compartidos que supo tener mucho poder en los barrios del sur de la ciudad de Buenos Aires, se haga cargo del control. "A Sena no le gustó nada y reaccionó", recordó el dirigente consultado.
"El otro conflicto era por el nombre del barrio. Emerenciano le quiso poner su nombre. Insistió y se salió con la suya", recordó la fuente. El chaqueño ganó la pulseada.
"Sueños destruídos"
Las consecuencias del conflicto entre Sena y Schoklender se incrementaron hacia 2011, cuando salió a la luz el escándalo por desvío de fondos protagonizado por el abogado cercano a las Madres.
Para entonces, ya se había cortado el envío de materiales desde Sueños Compartidos y estaban afectados más de un centenar de trabajadores.
El 29 de julio de ese año un grupo tomó las instalaciones del obrador en Resistencia y reclamó el pago de una liquidación salarial para 180 obreros, continuidad laboral y viviendas, de acuerdo a un reporte publicado en el sitio de Radio Continental.
Para aquel momento, el conflicto había escalado al punto que debió intervenir el Gobierno provincial. Hubo varias ofertas y pedidos para que desistan de la actitud y preserven las obras.
"Acá somos trabajadores de ‘Sueños Destruidos’", dijo Emerenciano Sena, que acusaba a Schoklender de estafador.
En 2013, Sena fue noticia porque, tal como publicó PERFIL, había inauguró 14 viviendas de ese proyecto junto con el gobernador Capitanich, quien venía de ser testigo de su boda a comienzos de 2013. Para aquel entonces, habían pasado más de dos años del día en que se conoció el entramado de los Schoklender para desviar fondos millonarios aportados por el Estado para construir viviendas.
ASV/ff