POLITICA
LAS SECUELAS DEL PASO POR HARVARD

El discurso presidencial, verdugo número 1 de Cristina

La Presidenta acumula dichos que enfurecieron al campo, docentes, trabajadores, a los europeos y ahora en La Matanza. La costumbre del exabrupto.

"Quiero ser una Presidenta seria y responsable que garantice que Argentina le pueda dar dólares a los importadores de insumos básicos".
| Télam

"Chicos, estamos en Harvard. Esas cosas son para La Matanza". La frase de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner era un intento por acallar los silbidos del auditorio universitario. Tal vez haya sido la primera vez que fuera abucheada en un acto público desde que es Presidenta. Lo que sí es seguro es que ese incidente es la enésima expresión desafortunada desde aquella observación que irritó al campo en pleno conflicto de 2008: "La soja es un yuyo que crece sin ningún tipo de cuidado".

A raíz de la polémica frase ante los alumnos de Harvard, dos dirigentes de la Coalición Cívica de La Matanza anunciaron que este lunes denunciarán a la Presidenta ante el INADI por supuesta discriminación ante sus dichos.

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No es el única reclamo ante ese organismo contra la Rosada. Seguidores de la CGT de Azopardo de Hugo Moyano marcharon en septiembre hasta el organismo para denunciar "la discriminación que padecen los trabajadores".

Furia verbal. El 1º de marzo, durante la apertura de la Sesiones Ordinarias en el Congreso, Cristina criticó a los maestros de Santa Cruz por los paros. "Los docentes trabajan cuatro horas por día y tienen tres meses de vacaciones", señaló. El mensaje cayó mal en los docentes de todo el país, y hasta recibió fuertes expresiones de descontento de dirigentes gremiales, en plena puja por paritarias y aumentos salariales.

El 25 de julio, Fernández de Kirchner presentó el nuevo billete de 100 pesos con la imagen de Eva Perón. En ese acto, Cristina volvió a apuntar a los medios por las críticas hacia los proyectos del Estado "como si fuera mongo. "El Estado no es mongo", repitió. Si bien no se ganó una denuncia, las redes sociales se hicieron eco del calificativo.

Xenofobia. "Coqui, vos sos morocho pero no venís de pueblos originarios. ¿De dónde venís?", interpeló la Presidenta al gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, durante un acto político. "Es morochón, parece medio indígena, pero no lo es. Este viene de Europa, de la Europa medio xenofóbica", continuó, sin reparar en la palabras utilizadas. "Si los europeos en su mayoría son xenofóbicos", exclamó.

Por ese exabrupto, la Jefa de Estado tuvo que retractarse. "No quise decir, por favor, que los europeos sean todos xenófobos, por favor, mis abuelos son españoles, tengo familiares en España", advirtió, pero al mismo tiempo señaló que "algunos tienen esa carguita". Esa noche volvió a tratar a la prensa crítica como "la gilada".

Un poquito de miedo. "Sólo hay que tenerle temor a Dios. Y a mí, un poquito. Por lo menos, los funcionarios que dependen de mi nombramiento", advirtió la Presidenta el último 6 de septiembre en otro acto en Casa de Gobierno. Días antes, afirmó: "Debo ser la reencarnación de algún arquitecto egipcio".

Doble sentido. Los chistes y comentarios eróticos de parte de la mandataria son un capítulo aparte en su oratoria. Durante una teleconferencia por la reinauguración de una fábrica de pomos en Haedo, Cristina hizo un comentario fuera de tono que terminó a las carcarajas entre los asistentes, aunque no provocó la misma reacción entre los protagonistas. "Hola, Gustavo, ¿Vos qué hacés? Contame", le solicitó la Presidenta a uno de los operarios de la planta. "Soy operario de la máquina llenadora de pomos", respondió. "O sea, le llenás el pomo a Yanina… Está bueno", retrucó la jefa de Estado, en relación a otra obrera con la que había hablado antes por teleconferencia.

La risa en Berazategui no fue la primera alusión a temas sexuales en sus discursos. El 27 de enero de 2010, CFK sorprendió a todos al asegurar que "la ingesta del cerdo mejora la actividad sexual". Ante la sorpresa de los presentes, no dudó en argumentar. "No es un dato menor.. Además, es mucho más gratificante comerse un cerdito a la parrilla que tomar Viagra" .