POLITICA

El divertido tour de Oyarbide en Entre Ríos: corso, champán y cánticos anti-k

Aunque le gritaron por el sobreseimiento del matrimonio presidencial, el magistrado disfrutó a pleno del carnaval. Quiénes lo acompañaban. Galería. Galería de fotos

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| Ricardo Santelln

En una ubicación preferencial, con buena compañía y con una copa helada de champán siempre a mano, el juez federal Norberto Oyarbide disfrutó el sábado pasado del carnaval de Gualeguaychú, a pesar de un pequeño incidente -que no pasó a mayores- en el que parte del público le reprochó con un cántico el polémico sobreseimiento del matrimonio Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito, que se tramitó con rapidez en su juzgado.

El centro de la noche. Oyarbide llegó al corsódromo sorprendiendo a todos los presentes y enseguida se ubicó en el palco oficial, a metros de la pista, en un sector llamado, vaya paradoja, “Casa Rosada”. Vestido de impecable saco negro, camisa blanca con un colorido estampado y chaleco plateado, el magistrado se sentó en la segunda fila junto a sus guardaespaldas y un amigo, que el diario La Nación definió como su pareja.

Delante del juez Oyarbide estaba el ministro de Economía de Entre Ríos, el contador Diego Valiero, pero Oyarbide no intercambió palabras con nadie. Salvo al ingreso, cuando se le presentó el intendente local, el kirchnerista Juan José Bahillo. El municipio tiene cada sábado 150 entradas para repartir entre personalidades relevantes.

Momento incómodo. En medio de la fiesta, con 23 mil almas en el corsódromo más famoso del país, un grupo de personas reconoció al juez y comenzó a gritarle por su desempeñó en la causa por el enriquecimiento ilícito de los Kirchner. "¡Metelos presos, la p… que los parió!", cantaron a coro durante varios minutos. El incidente no pasó a mayores y el juez siguió disfrutando de las burbujas junto a su amigo, un reconocido y rígido árbitro de la liga provincial de básquet de Entre Ríos, mientras sus custodios tomaban fotos con sus celulares. El propio Oyarbide era el que servía el champán que tenía a sus pies (Chandón, 90 pesos la botella), y distribuía la bebida entre las tulipas de sus acompañantes, incluidos los custodios (ver fotos).

Oyarbide había llegado el día anterior y se había alojado en el Hotel Aguay, donde hizo uso del gimnasio y del restaurante. Esa primera noche asistió a un partido de Liga Provincial de Básquet de Entre Ríos, disciplina en la cual se está interesando por su amistad con el árbitro entrerriano. En medio de los asistentes habituales, la minicomitiva del juez llamaba la atención en ese partido entre entre Juventud Unida de Gualeguaychú y Zaninetti, de Concepción del Uruguay. Las autoridades del club local le hicieron servir triples de miga y champán, alertados de los gustos del magistrado.

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El juez, de excelente humor, hasta dio entrevistas a los medios locales en la pista del corsódromo (ver fotos). En su contacto con la prensa se lo notó excitado por la mística carnavalera. "Es impresionante", respondió al describir la fiesta popular. Distendido, hasta se permitió hacer comentarios de su llamativo chaleco, que sólo podía observarse cuando el juez se movía en su asiento o se paraba para atender a la prensa: "¿Te gusta? Me lo traje de París", le contó a una periodista que le elogió la prenda. Y continuó disfrutando del carnaval hasta último momento, pese a los cánticos de quienes le reprochaban su actitud frente al matrimonio presidencial. El juez y su pequeña comitiva se fueron del corsódromo cuando finalizaba su paso la comparsa Ara yeví, que en guaraní significa “tiempo de diversión”.

(*) de la redacción de Perfil.com