POLITICA
Opinin

El doble juego de Sergio Massa

Aproximadamente un mes le llevó al Jefe de Gabinete llegar a una primera conclusión: el matrimonio Kirchner no quiere incurrir en los cambios profundos que reclaman distintos sectores de la sociedad.

0724massa15468dyn
| DYN

Aproximadamente un mes le llevó al Jefe de Gabinete, Sergio Massa, llegar a una primera conclusión: el matrimonio Kirchner no quiere incurrir en los cambios profundos que reclaman distintos sectores de la sociedad.

"La idea era otra cuando me ofrecieron el cargo. Pero si no hay cambios profundos me vuelvo a Tigre", se le escuchó decir a Massa, ante un minúsculo grupo de colaboradores y funcionarios amigos.

Massa sabe, y por eso no lo oculta en privado, que ese doble juego -ser uno de los funcionarios con mayor exposición del gobierno y al mismo tiempo mostrar su renuncia- encierra un riesgo que lo excede: dejar tambaleante a esta administración, si decide irse a poco tiempo de asumir.

Por lo pronto, ni el alejamiento de Guillermo Moreno, ni la reformulación del INDEC, ni un recambio en algunos puestos del gabinete nacional como Economía, la Secretaría de Ambiente o la Secretaría de Medios, pudieron ser exhibidos por Massa. Lo que a primera vista demuestra que no detenta el poder que tuviera Alberto Fernández, sino que éste fue recortado por decisión de la presidenta y de su esposo.

Nadie arriesga en que la estrategia del joven ministro, de que trascienda su malestar para forzar esos cambios, llegue a buen puerto. En efecto, un funcionario de segunda línea, pero histórico en el kirchnerismo, resumió: "Néstor y Cristina debieron saber cómo era Massa".

El propio antecesor de Massa, Alberto Fernández, criticó a su reemplazante en algunas de las comidas que vienen manteniendo con dirigentes de la Capital Federal, atribuyéndole cierto "vedetismo político".

Sin embargo, el ex jefe de gabinete tiene otro problema mayor. Néstor Kirchner no le habla e incluso sugirió a Héctor Capaccioli, un "albertista" de la primera hora, "despegarse" de su jefe.

El matrimonio presidencial, dicen, no digiere aún el alejamiento crítico de su ex hombre de confianza, y mucho menos que en privado sostenga que "ahora" la gente lo saluda y le reconoce haberse ido del gobierno nacional. Otra vez, el doble juego de afirmar que quiere seguir en el kirchnerismo y mostrarse satisfecho por haber renunciado en el momento oportuno.

Esa dualidad la ostenta, en otro terreno, la oposición. La reunión que algunos dirigentes peronistas que se desempeñan en el macrismo mantuvieron esta mañana con Eduardo Duhalde, disparó un secreto a voces. Mauricio Macri quiere construir su candidatura presidencial, con la ayuda de Duhalde para acercarle a dirigentes peronistas, pero sin una foto entre ambos. Así lo entendieron algunos dirigentes como Diego Santilli, quien de inmediato se bajó del encuentro porque aún "no es tiempo".

En la provincia, en tanto, el nexo seguirá siendo Francisco de Narvaez, en función de aquellos peronistas que manifiestan su discrepancia con la conducción del Pj nacional. En el PRO sostienen que aún no es tiempo de mostrarse, pero el armado para un acuerdo electoral entre duhaldismo y macrismo, de cara a las elecciones legislativas de 2009, ha comenzado. Mas allá del doble juego.