No fue un día sencillo para Cristina Fernández como presidenta pro témpore del Mercosur en Montevideo. Al enterarse del suicidio de Iván Heyn en su habitación del hotel, la Presidenta tuvo que reponerse ante la trágica noticia y cumplir con el cúmulo de reuniones agendadas, aunque se descompensó.
El subsecretario de Comercio Exterior y Relaciones Económicas Internacionales, Iván Heyn, fue hallado hoy sin vida en una habitación del hotel Radisson de Montevideo, y al recibir la dolorosa noticia, CFK interrumpió momentáneamente su agenda de actividades, al tiempo que pidió la asistencia de su médico personal.
Luego la mandataria argentina, junto al canciller Héctor Timerman, su flamante ministro de Economía Hernán Lorenzino y la jefa de la cartera de Industria, Débora Giorgi, entre otros funcionarios, tuvo que sentarse en la mesa junto a sus par de Uruguay, José Mújica; de Brasil, Dilma Rouseff; de Paraguay, Fernando Lugo; de Venezuela, Hugo Chávez; y de Ecuador, Rafael Correa.
Por la tarde, las caras largas de la delegación argentina se fueron recomponiendo y se centraron en los debates de agenda: cambios en el sistema de aranceles, analizar el proceso legal para la incorporación de Venezuela como miembro pleno, y la solicitud de Ecuador de sumarse también al Mercosur como un Estado parte del bloque regional.
Oficina a medida. Iván Heyn, casualmente, asumió el 10 de diciembre al frente de la Subsecretaría de Comercio Exterior y Relaciones Económicas Internacionales. Esa repartición había sido recientemente creada y presentada por la presidenta Cristina Fernández como una forma de "coordinar" tareas entre las diferentes áreas económicas, a fin de evitar la proliferación de "ventanillas" superpuestas.
Para Cristina, Heyn no era un ascendente funcionario más. El camporista tenía una relación muy cercana con el hijo de la Presidenta, Máximo Kirchner, el creador de la agrupación La Cámpora.