El sindicalismo duro mostró hoy que puede hacer sentir su fuerza gremial, en desafío al Gobierno y a la conducción de la CGT. También demostró que puede horadar la autoridad interna de los gremios que están fuera del armado sindical opositor, con la paralización de más de cincuenta líneas metropolitanas de colectivos. Pero se reservó un margen para seguir elevando el termómetro de la protesta social.
La jornada no llegó a ser ni la principal movilización contra el Gobierno ni el paro más contundente de la era Cambiemos, pero ocurre en el momento más delicado -económico, político y social- que enfrenta el oficialismo. Además, evidencia que la disidencia es suficientemente grande como para poner en entredicho a cualquier dirigente que busque negociar la paz social a cambio de concesiones.
Pablo Moyano y Camioneros fueron figuras centrales de la marcha, al punto que durante cerca de una hora se mantuvo vacía el espacio frente al palco hasta que el adjunto del sindicato de choferes de camiones llegó al acto, pasadas las 13, acompañado de una columna. El gremio de las chaquetas verdes fue el principal movilizador, junto con La Bancaria, el gremio de Sergio Palazzo, y todas las corrientes de las CTA. Pablo también se adjudicó, con un saludo especial en el palco, el mayor mérito de la gremial de la jornada, el paro parcial de colectivos que logró el opositor de la UTA, Miguel Bustinduy.
Todas las fotos del paro contra el Gobierno
La regla de las columnas sindicales fueron las columnas de delegados antes que de los movilizados barriales que aparecen cuando se busca maximizar el despliegue. Evidencia, tal vez, de que se reservan fuerzas para mantener la presión callejera en el mes previo a las definiciones de alianzas y candidatos. Un dato importante para la continuidad del Frente Sindical: el gremio Smata, que había presentado reparos ante la idea de movilizarse el día de paro, estuvo presente y cubrió una calle de la Avenida de Mayo. También la presencia de aliados como el Triunvirato de San Cayetano y otros movimientos sociales, que tampoco jugaron hoy con todo su poder de fuego callejero.
La imagen política más repetida fue la de Cristina Kirchner pero no todos los que se movilizaron ayer están alineados con su candidatura. La Cámpora, Nuevo Encuentro y otras organizaciones kirchneristas acompañaron la movilización y fueron el sector político más numeroso. Fue menor que en otras oportunidades el acompañamiento independiente a la movilización. Pero si hubo grupos dispersos en los márgenes de las columnas organizadas que terminaron envueltos en incidentes. “Nos informan que hay infiltrados”, afirmaba la voz del palco en la previa del acto. “Mostremos que somos pacíficos”, aconsejaban.
El rechazo al paro general supera al respaldo en redes sociales
La alianza del Frente Sindical, las CTA y los movimientos sociales celebró la jornada como un éxito. Además de lo ocurrido en Buenos Aires, en los actos y a través de la difusión de imágenes de mostraron repercusiones desde el interior del país, donde el moyanismo y otros integrantes del Frente vienen trabajando también para desafiar la autoridad de la CGT.
Más allá de la evaluación que cada dirigente hizo hoy, en el espacio de cobertura que debió competir con los dramáticos sucesos que ocurren en Venezuela, quedó margen para elevar de el termómetro de la conflictividad social. Una opción que estará con toda seguridad en la próxima reunión de los dirigentes del Frente que ayer prometieron en sus discursos dar continuidad al “plan de lucha”. Por lo pronto, mañana habrá ollas populares de Camioneros y otros gremios en torno a la Casa Rosada, y en los próximos días se definirá en un encuentro de "mesa chica" del Frente cuáles serán los próximos pasos.
AT EA