POLITICA
ECONOMIA POST ELECCIONES

El futuro de las reservas, clave en la transición que define la herencia

Cristina Kirchner cerrará su gestión con un bienio de bajo crecimiento, antes de dejar un país cerca de la devaluación y con necesidad de dólares.

SIN RE-REELECCION. La imposibilidad de un nuevo mandato para la Presidenta abre interrogantes en el resto de las fuerzas políticas sobre el país que recibirán en 2015.
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A partir del resultado de anoche, la certeza de que el nuevo Congreso bloqueará una eventual rereelección de Cristina Kirchner abre interrogantes económicos en los que se anotan para ser gobierno después del 10 de diciembre de 2015. Por eso, pasa a ser clave cómo encare el kirchnerismo la gestión de los próximos dos años y cómo deje el país para sus sucesores.

La transición será sin crisis, coinciden economistas consultados por PERFIL. “Escenario sin re re pero no caótico”, lo llama Marina Dal Poggetto, codirectora del Estudio Bein. Pero el crecimiento será escaso, no más del 2% por año, y la inflación, estabilizada en los veintipico de estos meses.

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El gran límite para cualquier otro vaticinio, es verde. El Gobierno no tiene cómo pagar los dólares que necesita para importar los bienes que insume la industria porque los gasta en energía que no produce. Si la economía crece al 2%, las importaciones lo hacen al 6%. El fantasma de la crisis por estrangulamiento externo llevó al secretario Guillermo Moreno a idear el cepo sobre las compras de divisas, y no hay posibilidades de que lo levante. Porque aún con él caen las reservas, que la Casa Rosada gasta para pagar deuda al contado como lo hará el año que viene y el otro.

Con los US$ 37 mil millones que hay hoy, quedará un colchón importante, explica el analista Orlando Ferreres. “Hay que tener cuidado con los últimos meses de las gestiones sin futuro”, puntualiza. Porque, según su visión, puede haber dos transiciones: una a la Carlos Menem con Fernando De la Rúa, con una economía atada con alambre en formato bomba-de-tiempo, pero que llega. Y otra, con un gobierno que dilapida reservas y se tiene que ir antes, como le sucedió a Raúl Alfonsín. “Hacia 2015, la herencia económica tendrá una dosis de deterioro y desgaste respecto de las condiciones actuales”, puntualiza Camilio Tiscornia.

El que asuma a fines de 2015 recibirá un país sin debacle y con tenue expansión del PBI, no poco para la historia argentina. Pero con distorsiones “que ya llevan una década”, según Ferreres. La opción, comparten los consultados, será de alguna u otra forma devaluar el peso pero en un contexto de pacto social con variables de precios y salarios contenidos. “No es 2001 ni cerca, no hay default posible ni bancos en riesgo”, puntualiza Dal Poggetto, que subraya que la gran oportunidad que legará la actual gestión es la de conseguir financiamiento fácil en el mundo. Un país con una deuda de menos del 20% en términos del PBI, puede conseguir fondos aún con tasas internacionales más caras que las actuales. Y así empezar a recuperar reservas y compensar lo que se paga en combustibles importados, más allá de que las soluciones en ese tema requieran inversiones de largo plazo.

Ojalá el cristinismo pudiera asegurar como legado el precio actual de la soja. No es lo mismo que siga a US$ 500 o que baje, tal como lo muestran algunos pronósticos, a cerca de US$ 450. China seguirá traccionando y comprando ‘yuyito’. Pero Estados Unidos producirá más cuando deje de dedicarle tierra al maíz que hoy sirve para biocombustible, y esa mayor oferta podría golpear las cotizaciones.