“A río revuelto, ganancias de pescadores”. Un funcionario de estrecha confianza del presidente Mauricio Macri se extiende sobre su sillón blanco de la Casa Rosada y lanza la frase en referencia al peronismo. Festeja que, Florencio Randazzo se haya lanzado en el Hotel NH, a menos de 200 metros de su despacho.
El Gobierno comenzó a seguir con atención lo que ocurre con el peronismo. En la cúpula del oficialismo reconocen que el escenario “ideal” sería que Cristina Kirchner y Randazzo no fueran a una interna sino que jugaran en espacios distintos. Es decir: que el PJ tuviera, al menos, tres opciones, si se suma a Sergio Massa, y se dividieran entre sí los votos.
Pero hay divergencia de opiniones entre los funcionarios que acompañan al Presidente al momento de aventurar pronósticos: algunos creen que Cristina Kirchner será candidata, otros no.
“Si juega CFK, nos ayuda a polarizar aunque se volverá más violenta la campaña”, confían en la Casa Rosada. En palabras de Jaime Duran Barba: volverá más sencilla la comparación entre “el pasado” y “lo nuevo”, que vendría a representar el oficialismo. Maldad macrista: los enemigos del consultor ecuatoriano afirman que Duran Barba se lo planteó al propio Randazzo cuando se reunió con él hace poco más de dos meses.
“Los votos del kirchnerismo nunca van a ir al Gobierno, son al menos un 25% del electorado que los va a acompañar”, explica a PERFIL un funcionario de alto rango.
Paralelamente, en el macrismo ven a Sergio Massa con poco impacto electoral. Creen que no superará el techo del 20% y apuestan a retener un sector de sus votantes.
Nadie en la Casa Rosada ve un escenario de tercios. Se esperanzan con que el “voto útil” vaya hacia Cambiemos. En especial se aferran a un dato que surgió de las encuestas cualitativas que maneja el psicólogo español Roberto Zapata, uno de los socios de Duran Barba. Según estas encuestas, un sector importante del electorado prefiere una derrota de Cristina Kirchner ante todo, incluso votando alguna alternativa que no sea de su agrado. Los asesores del Presidente tomaron nota y creen que en una interna CFK-Randazzo podría migrar un voto “anticristinista” que partiera desde la oposición y abasteciera al ex ministro.
Otro dato central: la falta de una definición sobre los nombres permite estirar una decisión sobre los postulantes del oficialismo.
Por ello, el macrismo esperará hasta último momento para definir candidatos. Hizo circular nombres por los medios, pero hay dos que generaron ruido. Una es la posibilidad de que el neurocientífico Facundo Manes rechace sumarse a la lista de diputados si no le dan el primer lugar. No quiere ser uno más en la "manada" de María Eugenia Vidal.
La otra duda es Graciela Ocaña, quien pasó por el PAMI y la cartera de Salud con los Kirchner, y cuesta asociarla a “lo nuevo” que impulsan los publicistas oficiales. Supera con su candidatura por la Provincia al pasamanos de partidos que protagonizó Patricia Bullrich.