En su confrontación con el Poder Judicial, el kirchnerismo cree que tiene más para perder que para ganar. Al menos eso manifiestan por lo bajo los principales funcionarios y operadores que tiene el Gobierno cerca de la Justicia. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner pareciera haber entendido a regañadientes el mensaje de sus colaboradores y puso en marcha un plan para fumar la pipa de la paz.
Esta semana, el flamante procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, apeló el fallo de la Cámara en lo Contencioso Administrativo que frenó el uso de las reservas para el Fondo del Bicentenario. Otro buen motivo para reconciliarse con una Corte que en más de una oportunidad buscó demostrar signos de independencia.
“Fue un error enfrentar a la Justicia en esos términos”, reconoció a PERFIL un alto funcionario del Ministerio de Justicia y Seguridad. En esa misma dirección, agregó que el Gobierno está dispuesto a “bajar el tenor” y “observar los planteos de la Corte”.
A trasluz, se puede ver que el Gobierno no está dispuesto a otorgar las concesiones que busca el Poder Judicial. Y la Corte no está interesada en escuchar propuestas que padecen de una crónica espera.
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