Competitividad. Acuerdo con la oposición. Y el efecto Brasil. Tres puntos claves son los que tiene en su esquema de trabajo el Gobierno para presentar, tras las elecciones, una reforma laboral.
Sigilosamente, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, comenzó a dialogar con sindicatos y empresas sobre un proyecto de ley que sería presentado antes de fin de año. Al presidente Mauricio Macri lo desvela el “costo argentino” de los productos para exportar. Según pudo reconstruir PERFIL, en el piso 13 de la sede ministerial se está confeccionando un borrador para presentarlo ante legisladores de la oposición. El “efecto Brasil”, donde se reformaron las leyes laborales, llevó al macrismo a acelerar el proceso de “ordenamiento” del mercado que incluye Estado, sindicatos y empresas.
La agenda está conformada por tres ejes:
Blanqueo laboral. Un punto central para el macrismo y también un pedido de los gremios. Hoy, según datos oficiales, hay unos 4,5 millones de trabajadores en la informalidad. El Gobierno prepara una serie de exenciones y beneficios impositivos a quienes blanqueen personal.
Capacitación y formación. Un sistema que incluya pasantías y becas para jóvenes. “Hoy las formas contractuales para el trabajo de los jóvenes cambió, por ejemplo, hay home office, muchos son nómades laborales y no se quedan más de un par de años en un lugar, y la cantidad de emprendedores crece”, describe un funcionario de la cartera laboral.
Costos. Modificar el sistema de aportes y contribuciones con el fin de que para una pyme, dependiendo la cantidad de empleados, resulte menos costoso tomar empleados. A la par de las reformas globales del mercado de trabajo, Triaca continúa animando los acuerdos sectoriales, como los alcanzados con petroleros, metalmecánicos y construcción. El ministro apuesta a que estos acuerdos puedan tener un efecto de competitividad inmediato mientras se debate la reforma. Según pudo saber este diario, ahora le tocará a la agroindustria y al sector rural, con el que se firmarán unos cien acuerdos.
Además, otros diez gremios de la marina mercante están por acordar nuevas reglas. En el Gobierno se jactan de haber logrado ya una reducción del 30% de los costos portuarios, gracias a la intervención del SOMU; ahora quieren extender las mejoras de competitividad a otros sindicatos.
La reforma se da en un contexto particular: en el Gobierno aseguran que ya está cerrado el 90% de las paritarias (solo restan sindicatos vinculados al sector aerocomercial) con un promedio de 21%, cercano a la inflación. A ello hay que sumarle un grupo de gremios que fueron intervenidos por el Ejecutivo e incluso por la Justicia. Entre ellos, Canillitas (con el kirchnerista Omar Plaini) o Vigiladores, donde la Justicia halló irregularidades.
En este marco, Macri ya tiene apalabrado con Triaca que la reforma suponga dos condiciones. La primera, que sea por consenso con la oposición; y la segunda, que no pueda ser cuestionada en la Justicia laboral y termine dando marcha atrás. En el Gobierno hacen enormes esfuerzos para que no haya otra “ley Banelco”, como ocurrió con la Alianza.
De esto dialogan los “gordos” (ver recuadro) Hugo Moyano y las 62 Organizaciones con el propio presidente y Triaca. Según revelan en el macrismo, la mayoría, por lo bajo, asegura que están de acuerdo en discutir una reforma que permita incrementar la competitividad, la producción y dar un horizonte de expectativa a sus afiliados. Claro que, en el medio de las elecciones, no es el contexto ideal para ese debate. En noviembre comenzará a abrirse otro escenario.