Si no hay grandes conmociones en la macroeconomía mundial, el país puede sobrevolar la inflación y beneficiarse incluso con el ingreso de dólares de las exportaciones y la mayor recaudación. como el dólar no afronta este año grandes movimientos la inflación se disimulará con los próximos aumentos de sueldos. Es la última visión optimista que le transmitió el secretario de Hacienda Juan Carlos Pezoa a Cristina Fernández de Kirchner.
Con esta política de 'maquillaje', el Gobierno comenzó a padecer el pánico inflacionario a medida que se aproximan las elecciones de octubre. Los estudios privados proyectan una inflación media del 28% para este año, cuando el 2010 cerró con un guarismo apenas menor: 26,6%. Esta semana la revista Noticias analiza el nuevo cuadro que preocupa más a la Presidenta que a sus ministros.
“Se puede hacer campaña con las bondades de la economía. Nadie nos puede competir en ese terreno”, aconsejó Julio De Vido. De hecho, los actos presidenciales previstos hasta fines de marzo girarán alrededor de aumentos de subsidios, inauguración de obras y líneas de financiamiento.
Desde el lado empresario, en cambio, se hace caso a los analistas económicos. Ellos predicen que, en los próximos meses, la Argentina estará como durante la Convertibilidad. Incluso cerca del 1 a 1 en términos reales. La combinación de subas salariales con un tipo de cambio quieto que aprecia el peso, y una emisión de dinero del Banco Central que aumenta al ritmo del 40% contra un 25% de inflación, estaría poniéndole a corto plazo un techo a la burbuja del consumo.
Como bien admitió Cristina Fernández, el PBI no crece por inversión y producción sino por lo que Guillermo Moreno le enseñó que repitiera: “La demanda agregada”. La Presidenta cree que con el boom del consumo gana las elecciones como Carlos Menem con el voto-cuota.
La mano del establishment. La Presidenta está más preocupada que sus funcionarios, advierte NOTICIAS esta semana. Supone un próximo contraataque de los “empresarios concentrados” que estarían dispuestos a empujar a un “caos económico” con tal de que el kirchnerismo no sea reelecto. Dramatiza.
En visión de la Jefe de Estado, la tríada de los malos –Clarín, Techint y Shell– insistirán en su intento de apoderarse de la UIA y de fracturar el frente de los “empresarios amigos”. El escenario empresario presenta por estos días el aspecto de un campo minado.
Sin embargo, el mayor obstáculo político del Gobierno no es el cambiante lobbismo empresario sino medir el impacto social que están generando las asimetrías del “modelo”. Y cómo repercutirán en el voto. La política del “desahorro forzoso” ha sido incentivada indirectamente por el propio Gobierno. “Porque un poco de inflación siempre viene bien”, bromeaba el converso keynesiano Boudou.
Ante el eventual costo electoral de una inflación disparada, la Presidenta convocó a los dos funcionarios que tiene a mano para intentar ponerle un freno al descontrol de las variables. Son Amado Boudou y Guillermo Moreno.
En realidad, el boom es artificial, realimenta la inflación, principalmente la de los alimentos, y golpea el poder adquisitivo de los más pobres y de los trabajadores no registrados. Hasta el cuestionadísimo INDEC admite una capacidad productiva de las industrias 'al límite'.
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