Héctor Timerman es ministro de Relaciones Exteriores, pero también de Culto. Para esa área de la Cancillería parece haber pasado desapercibido la histórica elección del argentino Jorge Bergoglio como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Hasta hoy, desde su ministerio no hubo manifestación alguna hacia Francisco I.
En la Cancillera también existe una Secretaria de Culto, que a su vez posee una Dirección General de Culto Católico. De forma llamativa, desde esa secretaría tampoco se difundió expresión alguna sobre el nombramiento más relevante de la historia del catolicismo argentino.
Quien si se animó a realizar declaraciones sobre Bergoglio fue el embajador argentino ante el Vaticano, Juan Pablo Cafiero. El diplomático destacó en radio Vorterix que la elección del Papa Francisco "es positiva para el país" debido a que estimó que "los ojos del mundo apuntan ahora a América Latina, una región que tiene mucho que decir al resto del mundo".
Cafiero coincidió con la opinión de apenas un puñado de referentes kirchneristas que vieron con buenos ojos la elección del Cardenal Bergoglio, como el senador Aníbal Fernández, el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto (destacó al arzobispo porteño como "un peronista") o el referente del Movimiento Evita Emilio Pérsico, entre otros.
En cambio, Héctor Timerman apostó al silencio absoluto, al igual que el resto de los ministros de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Según revela la revista Noticias esta semana, el "Chino" Carlos Zannini emitió una orden al Vicepresidente Amado Boudou y a los jefes de las bancadas K en el Senado, Miguel Pichetto, y de Diputados, Agustín Rossi, de no criticar a Francisco.
Es que en la Rosada no quieren seguir la "mala onda" del piquetero Luis D'Elía -difundió una foto apócrifa de Bergoglio con Videla- decenas de blogueros K, de la novia del vicepresidente y del periodista Horacio Verbitsky, desde el diario ultraK Página 12, contra el nuevo Papa.
