Entre los altos mandos del Ejército, entre ellos el mismísimo jefe de la Fuerza, Luis Pozzi , hay malestar con la ministra de Defensa Nilda Garré. Y ya no tienen reparos en decirlo en voz alta: "En el Ministerio de Defensa hay una anarquía total y la única responsable es Garré", se escuchó en una reunión en la que coincidieron el embajador argentino en Colombia y ex jefe del Ejército, Martín Balza; el procesado ex jefe del Ejército, Roberto Bendini; Pozzi, y el general Hugo Bruera, entre otros uniformados, informó hoy el diario PERFIL.
El asunto llega justo en momentos en que una de las mayores preocupaciones de la ministra viene, precisamente, de las Fuerzas Armadas, donde en el último tiempo se dieron varios casos de robo de armas. El último 17 de agosto se registró quizás el incidente más serio cuando desaparecieron fusiles FAL, ametralladoras y pistolas calibre 9 mm que formaban parte de la sala de armas del Grupo de Guerra Electrónica, dependencia del Comando de Operaciones Aéreas ubicada en el Aeroparque metropolitano.
Diez días después, los altos mandos hablaron de su malestar contra Garré, en una reunión en Lima, en el marco de quincuagésimo aniversario de la Conferencia de Ejércitos Americanos, foro que se constituyó en 1960 en plena Guerra Fría y por iniciativa de Washington. “Se habló del malestar que hay en la fuerza”, le explicó a PERFIL una importante fuente que conoce los principales detalles de los diálogos que mantuvieron los generales en Perú.
La semana pasada la ministra Garré volvió a sentir el malestar de un sector de la fuerza. El general de división Luis Anschutz y el general de brigada Jorge Gómez pegaron el portazo y pidieron el retiro por estar en desacuerdo con la lista de ascensos.
En tanto, aunque desde la cartera de Defensa desmintieron la versión del robo de fusiles FAL, diferentes fuentes del Ejército coincidieron en señalar que en diferentes unidades del país se reforzaron los puestos de guardias “para evitar ataques tipo comando que tienen como objetivo el robo de armamento”. Las primeras alarmas comenzaron a encenderse cuando en diferentes operativos realizados por fuerzas de seguridad secuestraron armas de guerra de grueso calibre. Y hasta se sospecha que del último robo participaron integrantes de la Fuerza Aérea.
Más información, en la edición impresa del Diario Perfil.