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El mejor amigo de Macri construye en la ex ESMA

Nicolás Caputo ganó una licitación por $ 90,4 millones para levantar un memorial sobre la Guerra de Malvinas.

Obras. El futuro del museo, que tendrá una plaza al aire libre. La obra aún está en marcha. Nada identifica al empresario macrista.
| Cedoc

Las licitaciones no tienen ideología. O al menos eso se desprende si se observa quién está detrás del futuro Museo y Memorial Malvinas que está construyendo el gobierno nacional y que estará ubicado en la ex ESMA. Se trata del mejor amigo de Mauricio Macri, el empresario de la construcción Nicolás “Nicky” Caputo, quien con sigilo, y asociado con otras dos empresas, se quedó con la obra valuada en $ 90,4 millones.

“En este museo vamos a contar la historia completa de Malvinas”, dijo la presidenta Cristina Kirchner cuando anunció su creación hace casi dos años.

La licitación se lanzó en abril de 2012 bajo el expediente 034466/2012 a través de la Secretaría de Obras Públicas, que depende del Ministerio de Planificación Federal. En ese momento el presupuesto oficial fue de $ 69.624.540,03 por un plazo de obra de diez meses. El presupuesto, luego, se incrementó debido a mayores costos por inflación. Originalmente el Gobierno había anunciado que los trabajos iban a finalizarse en agosto de 2013; ahora se calcula que estaría listo antes de mitad de año.

Cinco empresas se presentaron para el proyecto y, según el dictamen de evaluación de ofertas del Ministerio de Planificación, la Unión Transitoria de Empresas (UTE) que conformaron Caputo SAICyF, SES SA (controlada en un 50% por el empresario PRO) y Grupo Farallón Desarrollos Inmobiliarios SA, (que tiene obras públicas en Pilar y en Lomas de Zamora) fue la que realizó la mejor oferta.

En la constructora Caputo no quisieron brindar más información a PERFIL y, cuidadosos, se limitaron a decir que no suelen dar a publicidad sus obras públicas.

El Museo y Memorial Malvinas incluirá un área de historia y política con documentos de la época, un área audiovisual y una de esparcimiento libre. La obra, que está avanzada en más del 50%, se desarrolla en tres plantas y el recorrido que podrán hacer los visitantes comenzará con un espacio central en la planta baja en triple altura. El interior estará dividido en cuatro estaciones con el entorno natural de las islas, la historia, la guerra y los esfuerzos diplomáticos por llegar a un acuerdo, entremezclado con documentos e imágenes. En cada estación habrá experiencias sensoriales: desde el viento y el mar, hasta el sonido de aviones de guerra. Además habrá un memorial en el frente con una plaza abierta a la que se podrá llegar a través de un largo muelle que conectará el museo con el espacio al aire libre. El diseño de la plaza está pensado para poder recrear la geografía de las islas. En una segunda etapa se prevé que se construya un estacionamiento y un sector gastronómico. El museo estará ubicado en el lugar donde se alojaban los aspirantes de la ex ESMA, en la zona que da a la Avenida Lugones. Hoy en ese sector hay un cartel que indica que se está construyendo un museo, pero no quién lo está haciendo.

Quién es ese hombre. Nicolás Caputo es el álter ego de Mauricio Macri, pero con un bajísimo perfil. Se conocieron cuando tenían apenas seis años, y fueron al colegio Cardenal Newman juntos. Amantes del fútbol, se hicieron íntimos. Es quien le da consejos, quien está en sus mejores momentos (fue testigo de su última boda) y en los peores (fue quien pagó el dinero del rescate de Macri cuando fue raptado en agosto de 1991). También fueron socios: crearon Mirgor, en 1983, para producir aires acondicionados para autos, pero luego se expandió “a la fabricación de equipos de refrigeración domiciliaria, microondas y telefonía celular”.

Hoy Caputo, “el petiso”, tiene injerencia en todas las áreas del Gobierno porteño, dialoga con funcionarios y legisladores, da órdenes y participa de la “mesa chica” de decisiones cuando no está ocupado por sus negocios en Estados Unidos.

El poderoso empresario, cuyas oficinas se ubican a un par de cuadras de la Casa Rosada, logró codearse con funcionarios de todo tipo y color, entre ellos el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el secretario de Obras Públicas, José López.