Tras la muerte de Néstor Kirchner, la presidenta Cristina Fernández se acercó mucho más a su hermana Giselle, dos años menor que ella, quien comenzó a tener más protagonismo en su entorno.
Sucede que a Giselle se le habrían detectado algunos problemas psiquiátricos que, sumado a una enfermedad hematológica, la llevó hace dos años a pedir licencia profesional (es médica) y acentuó su aislamiento, informa esta semana la Revista Noticias.
El propio ex presidente habría ordenado, además, que los contratiempos de la salud de Gissele no trascendieran a la opinión pública. Pero después de su muerte, Giselle recuperó su estrecha relación con Cristina, a quien acompañó de cerca durante el velorio en la Casa Rosada y el sepelio en Río Gallegos. También la acompañó en Olivos durante las primeras semanas de su viudez y últimamente en la inauguración de su nueva casa en Río Gallegos en Navidad.
Giselle es médica clínica y ejerció más de 26 años en el hospital Rossi de La Plata. En la familia tiene fama de poseer una personalidad tanto o más fuerte que la de su hermana mayor y, como a Cristina, también se le habrían detectado problemas psiquiátricos ligados a la bipolaridad, una información que publicó el diario PERFIL en 2005. Durante los últimos dos años, para concentrarse en su cura, se mantuvo encerrada junto a su pareja, Jorge Citate, en la casa de su madre, Ofelia Wilhem, en Brandsen.
Citate, su pareja, fue ligado en 2009 al escándalo de los medicamentos falsificados, luego de que fuera nombrado como titular del Laboratorio Central de Salud Tomás Perón por el ministro bonaerense Claudio Zin.
Mas información, en la última edición de la Revista Noticias.